«La fase activa fue suspendida durante las fiestas de Pascua, pero a partir de hoy continúa. Las fuerzas del orden trabajan para liquidar a todos los grupos en las regiones de Donetsk y Lugansk», afirmó el viceprimer ministro ucraniano Vitali Yarema.
El hallazgo en Slaviansk del cadáver del desaparecido diputado de la asamblea municipal de Górlovka Vladímir Ribak, que pertenecía al partido Batkivschina (Patria), agotó la paciencia del presidente interino ucraniano, Alexandr Turchínov, miembro de esa formación.
«Los terroristas, que tienen como rehén prácticamente toda la región de Donetsk, han traspasado los límites al empezar a torturar y matar a patriotas de Ucrania. Han lanzado de manera impertinente un desafío no sólo a nuestro país, sino a toda la comunidad internacional», dijo el presidente.
Secuestrado un periodista
El objetivo principal de la operación es Slaviansk, donde el autoproclamado alcalde, Viacheslav Ponomariov, reconoció el secuestro de un periodista estadounidense, Simon Ostrovsky, al que acusó de espionaje, y corroboró la muerte de Ribak, acusando de ella a los ultranacionalistas ucranianos del Sector de Derechas Rusia, que hace un mes se anexionó Crimea tras un referéndum en el que su población de origen ruso votó por separarse de Ucrania, pidió ayer la retirada del Ejército ucraniano del sureste rusohablante del país.
El presidente ruso, Vladímir Putin, tachó de «grave crimen» el reinicio de la operación contra los separatistas y lamentó que se produjera horas después de que el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, abandonara Kiev.
Y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, acusó a Estados Unidos de dirigir las acciones de las autoridades ucranianas. Lavrov advirtió de que «atacar a los ciudadanos rusos es atacar a la Federación Rusa».
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