Según informa este sábado el diario USA Today, el juez Charles LaVerdiere desestimó este viernes una solicitud del Estado para que Hickox, que regresó el mes pasado de Sierra Leona, permaneciera en cuarentena hasta el próximo 10 de noviembre, lo que marcaría el fin del periodo de incubación del ébola.
El estado pedía que permaneciera en la localidad de Fort Kent, evitara lugares públicos y mantuviera una distancia de casi un metro respecto al resto de personas.
LaVerdiere decidió, en cambio, que Hickox continúe con la supervisión diaria de su estado de salud y coordine cualquier plan de viaje con funcionarios de salud pública, a los que debe alertar si desarrolla síntomas de ébola.
«Estoy muy satisfecha con la decisión. Este es un buen día», dijo Hickcox a los periodistas frente al hogar de su novio en Fort Kent.
La enfermera, de 33 años, fue la primera afectada por los controles especiales adoptados por Nueva York y Nueva Jersey, entre otros estados, para evitar la propagación del ébola y que han sido criticados por médicos y funcionarios federales, que sostienen que no tienen base científica.
Al aterrizar la semana pasada en el aeropuerto de Newark (Nueva Jersey) procedente de Sierra Leona, donde estuvo atendiendo a enfermos de ébola, Hickox fue aislada en una carpa con equipos médicos instalada en un hospital de ese estado, y forzada a comenzar una cuarentena, pese a haber dado negativo en las pruebas de ébola.
Después de que la enfermera condenara en varios medios de comunicación que esa cuarentena suponía un «trato inhumano», las autoridades de Nueva Jersey pusieron fin a su aislamiento y permitieron su traslado a Maine, donde reside.
El estado de Maine no tardó en ordenar otra cuarentena y Hickox no dudó en desafiarla, con un largo paseo en bicicleta junto a su novio frente a las cámaras.
«No voy a cruzarme de brazos ni dejarme intimidar por los políticos y ser obligada a quedarme en mi casa cuando no soy un riesgo para los ciudadanos estadounidenses», dijo Hickox esta semana a la cadena NBC.
El gobernador de Maine, el republicano Paul LePage, consideró «desafortunada» la decisión del juez de facilitar la libertad de movimientos a Hickox, pero aseguró que «el estado cumplirá» con el veredicto.
La enfermera, por su parte, dijo que se toma su recién confirmada libertad «minuto a minuto» y la noche del viernes planeaba cenar con su novio y ver «una película de miedo», dado que era Halloween.
Las cuarentenas obligatorias a profesionales de salud que regresen a EEUU desde los países afectados en África Occidental se impusieron en algunos estados tras el caso del médico Craig Spencer, que estuvo trabajando en Guinea con Médicos Sin Fronteras (MSF) y dio positivo por ébola días después de su retorno a Nueva York.
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