Jean-Marie Le Pen y su nieta Marion Marechal Le Pen durante un acto del Frente Nacional francés. | JEAN-PAUL PELISSIER

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El fundador del ultraderechista Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, evitó el cisma con la nueva generación que dirige su partido, encarnada en su hija y presidenta Marine, al renunciar este lunes a la candidatura a la región en la que ha desarrollado el grueso de su carrera política.

Contra su propio criterio, puesto que se consideraba a sí mismo el mejor candidato posible para encabezar al FN en las regionales de finales de año en Provenza Alpes Costa Azul, el viejo patriarca, de 86 años, dio un paso atrás, pero designó a su sucesora.

Marion Maréchal Le Pen, de 25 años, una de las dos diputadas ultraderechistas en la Asamblea Nacional, cabeza visible de la tercera generación de la saga, sería «una candidata eficaz», indicó el fundador y presidente de honor del partido.

«Pido, por el interés superior de Francia, apoyar la candidatura de Marion Maréchal Le Pen» a la presidencia de la región, indicó en un comunicado el político.

En unas declaraciones a la televisión «BFMTV», Le Pen aseguró que su nieta es «la más popular, la más conocida» para ganar las regionales en Provenza Alpes Costa Azul.

Sin embargo, en caso de que el FN ganara en esa región, Le Pen señaló que su nieta debería retirarse y dejar la presidencia en manos de su antigua mano derecha el eurodiputado Bruno Gollnisch, que también se ha mostrado interesado en encabezar la lista del FN allí.

«Dirigir la lista es una cosa y presidir la región es otra. Espero que Marion incluya a Gollnisch en su lista y que pueda gobernar la región si ganamos. Ella ya es diputada», aseguró Le Pen.

Es el primer paso atrás que da el viejo patriarca desde que comenzó el abierto conflicto con su hija.

Le Pen no se plantea, sin embargo, retirarse de la política, como le reclamaban algunos de los representantes de esa nueva generación que rodean a la actual presidenta del partido.

El patriarca cuenta con mantener la presidencia de honor del partido y su puesto de diputado europeo que logró, precisamente, en la circunscripción de Provenza Alpes Costa Azul, al sureste del país, donde obtuvo más de un tercio de los sufragios en las europeas de mayo de 2014.

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«Mientras dios me dé vida, seguiré en mi puesto de combate», afirmó.

Le Pen se retira de las regionales después de que su hija afirmara que no le apoyaría, lo que comprometía sus posibilidades de ser investido candidato en la reunión del Comité Político que el FN celebrará el viernes próximo para designar a sus cabezas de lista.

El patriarca podía haber presentado una candidatura alternativa que, dado su tirón en esa región, hubiera debilitado las opciones de victoria del movimiento ultraderechista.

«No haré nada que pueda comprometer la frágil esperanza de supervivencia de Francia que representa el FN, con sus fuerzas y sus debilidades», indicó Le Pen, quien señaló que «nunca» hará campaña contra su partido.

El presidente de honor lamentó que en su formación se haya restringido la libertad de opinión y de expresión, detonante que causó la ruptura con su hija, a quien en 2011 entregó las riendas del FN que él había fundado en 1972.

Fueron unas declaraciones xenófobas y antisemitas que pronunció la semana pasada las que acabaron con la paciencia de Marine Le Pen, que vio en su padre un obstáculo en el cambio de estrategia que emprendió para ampliar el espectro electoral del FN.

En ese nuevo rumbo desentonaban las declaraciones altisonantes del fundador, cabeza visible de la vieja guardia, que consideró «un detalle de la historia» las cámaras de gas del régimen nazi y afirmó que «Francia está dirigida por inmigrantes», en referencia al primer ministro, Manuel Valls, nacido en España y nacionalizado francés con 20 años.

Marine Le Pen le desautorizó públicamente y afirmó que no le apoyaría en su combate por la región donde tiene su feudo electoral, al tiempo que amenazó con otras sanciones en un comité disciplinario.

El paso atrás del patriarca puede templar los ánimos en el movimiento ultraderechista, que de la mano de Marine ha logrado romper el tradicional bipartidismo en Francia entre el Partido Socialista y la conservadora UMP.

A la espera de la reacción de la presidenta, el número dos del partido, Florian Philippot, consideró la retirada de Le Pen como «una decisión prudente» que «da al partido las máximas opciones de ganar» en esas regionales.