Una hamaca vuelta de lrevés sirve de altar en honor de las víctimas del atentado de Túnez. | Reuters

TW
9

La masacre ha conmocionado a Túnez y sacudido, de nuevo, su exitosa transición política y su endeble y vulnerable economía. El ataque, el segundo desde que el 18 de marzo otros dos yihadistas matarán a 24 personas –22 de ellas turistas extranjeros– en el museo de El Bardo, supone un golpe de gracia para la industria del turismo en Túnez, país que recibe unos 6 millones de visitantes anuales y que desde 2014 parecía que comenzaba a resucitar tras cuatro años sepultada por los efectos de la revolución popular que en 2011 derrocó el régimen dictatorial de Ben Alí.

Y es que, si el atentado de El Bardo acabó con uno de los dos pilares del sector turístico en Túnez, el de los cruceros por el Mediterráneo que tenían en el país norteafricano una de las paradas más atractivas, el ataque del viernes afecta al turismo de sol y playa, segundo sostén del sector. «El golpe al sector turístico ha sido total. Las anulaciones han comenzado desde el mismo momento en que se tuvo noticia del ataque. La temporada ha acabado antes de empezar», explica el empresario Julián Martín, con diez años de experiencia en la dirección de hoteles en Túnez.

Noticias relacionadas

Despidos

«Este sector emplea directamente a un millón de personas, un 10 por ciento de la población total. Ahora demorará en los pagos a los bancos y proveedores, muchos tendrán que despedir o dejar de contratar», añade. Pero el impacto real de un ataque que «afecta a sectores en cadena de una economía que ya estaba en crisis» se conocerá cuando empiecen las vacaciones para los vecinos argelinos, que viajan en masa a Túnez, añade.

Y dependerá del grado de seguridad y confianza que puedan ofrecer las autoridades tunecinas, muy criticadas por su laxitud desde el ataque de El Bardo. «Ocuparse de las mezquitas salafistas y reforzar las unidades antiterroristas, tanto militares como dependientes de Interior», son sugerencias que los expertos hacemos desde hace dos años, clama Naser al Hani, abogado experto en yihadismo.