Los parlamentarios franceses entonan La Marsellesa en honor a las víctimas de los atentados del pasado viernes en París. | Youtube

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El presidente de Francia, François Hollande, reclamó este lunes una reforma constitucional que mejore las medidas para luchar contra el terrorismo al tiempo que proteja las libertades fundamentales, y anunció que se prolongará el estado de emergencia durante tres meses.

«Tenemos que hacer evolucionar nuestra Constitución para permitir a los poderes públicos actuar, respetando el Estado de derecho, contra el terrorismo de guerra», señaló Hollande en un discurso solemne ante las dos cámaras parlamentarias reunidas en Versalles.

Lo justificó porque tanto el régimen del estado de emergencia como el de estado de sitio «no están adaptados a la situación que vivimos», porque «estamos en guerra, pero de otro tipo ante un actor nuevo (el terrorismo), lo que requiere una reforma constitucional».

A su juicio, esos dos regímenes no son apropiados porque no se trata ni de alterar el funcionamiento de los poderes públicos, ni de transmitir poderes a las autoridades militares.

Su propuesta es «disponer de una herramienta apropiada para adoptar medidas excepcionales durante un periodo de tiempo limitado y sin comprometer las libertades públicas».

Pidió a los diputados y los senadores que la reforma «se pueda adoptar lo más rápido posible» y explicó que, entretanto, su Gobierno adoptará este miércoles en consejo de ministros un proyecto de ley para prolongar durante tres meses el estado de emergencia, en vigor desde la noche del viernes como primera respuesta a los atentados.

Puntualizó que se adaptará el estado de emergencia «a las nuevas tecnologías y a las amenazas» terroristas, porque la ley que lo regula actualmente, que data de 1955, está desfasada.

Presentó también una serie de disposiciones que endurecen el tratamiento jurídico del radicalismo y el terrorismo, empezando por la retirada de la nacionalidad a quienes tengan doble nacionalidad y sean condenados por una serie de delitos que atenten contra el Estado o contra sus valores fundamentales.

Se impedirá la entrada a Francia a los binacionales que presentan un riesgo terrorista y se expulsará «más rápidamente» a los extranjeros que suponen una amenaza.

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En una línea paralela «se aumentarán significativamente las penas» por tráfico de armas y se reforzarán «sustancialmente» los medios de la justicia y de las fuerzas del orden.

Desde Siria y a través de Bélgica

Hollande aseguró que los atentados del pasado viernes en París fueron «planificados en Siria, organizados en Bélgica y perpetrados en nuestros suelo, con complicidades en Francia».

El jefe del Estado designó al grupo terrorista Estado Islámico (EI) como responsable de los atentados que causaron, al menos 129 muertes en la capital y en Saint-Denis.

Tras reiterar que se trata de «un acto de guerra», Hollande afirmó que los terroristas atacan a Francia «porque es un país de libertad y la patria de los derechos humanos».

«Los autores de esos atentados deben saber que Francia ha derrotado a adversarios más temibles que estos cobardes asesinos (...) Quienes han desafiado a Francia han acabado siendo los perdedores de la historia y volverá a ser así», aseguró Hollande.

El presidente francés pidió «sangre fría» a los ciudadanos en «estos momentos difíciles» y recordó que la sociedad gala «no se deja impresionar por el terror».

Consciente de que «hará falta tiempo» para ganar esta guerra, Hollande aseguró que «no hay guerra de civilizaciones porque el adversario no es una civilización».

El presidente rindió homenaje a las víctimas «procedentes de 19 nacionalidades», y a las fuerzas del orden y servicios sanitarios, al tiempo que agradeció las muestras de solidaridad procedentes de todo el mundo.

«Tenemos que seguir trabajando, seguir saliendo, seguir viviendo, seguir influyendo el mundo», afirmó Hollande, que señaló que la Cumbre del Clima (COP21) que se abrirá en París la semana próxima «será un momento de esperanza y de solidaridad».