El ataque aéreo, según detalló en un comunicado el portavoz del Pentágono, Peter Cook, fue realizado por aviones «tripulados y no tripulados» el pasado sábado contra el campamento de esta organización terrorista en Raso (Somalia), a 195 kilómetros al norte de Mogadiscio.
Cook precisó así las primeras informaciones sobre la operación, que hablaban de un ataque con un drone (avión no tripulado).
Los combatientes estaban entrenándose para un «ataque a gran escala», se encontraban a punto de abandonar el campamento y representaban una «amenaza inminente» para EEUU y las fuerzas de la Unión Africana, aseguró previamente otro portavoz del Departamento de Defensa de EEUU, el capitán Jeff Davis.
Cook añadió que la eliminación de estos milicianos degrada «la habilidad de Al Shabab de alcanzar sus objetivos en Somalia, inclusive captar nuevos miembros, establecer bases y planear ataques contra EEUU y las fuerzas de la Misión de la Unión Africana (AMISOM)».
El campamento fue vigilado por las fuerzas de operaciones especiales de EEUU durante varias semanas hasta que la inteligencia estadounidense decidió que la milicia radical islámica estaba preparada para perpetrar este ataque a gran escala, que era «inminente».
Davis no aclaró dónde se iba a producir el ataque, pero Estados Unidos mantiene una pequeña presencia militar en el aeropuerto de Mogadiscio y varias unidades especiales del Ejército con un número reducido de soldados se encuentran desplegadas en otros puntos del país, según informan los medios estadounidenses.
«Golpeamos el campamento y lo destruimos», explicó Davis, que no hizo referencia a si el ataque ocasionó víctimas civiles.
Los radicales islámicos de Al Shabab, que en 2012 anunció su adhesión formal a Al Qaeda, luchan contra el Ejército somalí y las fuerzas de la AMISOM para instaurar un Estado islámico de corte wahabí en Somalia.
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