«Tras una reunión con la Policía federal, solo he podido concluir que alguien ha sido negligente, no ha sido suficientemente proactivo, ni comprometido con un dossier donde desde el principio podíamos notar que se trataba de terrorismo», dijo Jambon en una comparecencia ante el Parlamento belga.
El ministro, que el jueves presentó su renuncia sin que fuera aceptada por el primer ministro belga, Charles Michel, admitió que, como responsable de la Policía, debe asumir «la responsabilidad política», aunque recalcó que no tiene «nada que ver con la culpabilidad».
Incidió en que «no hace falta ser superactivo» para comprender que «hay un riesgo muy elevado» de que alguien con el perfil de El Bakraoui -condenado a diez años, encarcelado durante varios años, que parte a Siria y que es atrapado en la frontera turco-siria- puede ser un combatiente extranjero.
«Desde el 26 de junio, el momento en el que se nos informó, y el 20 de julio -el momento en el que El Bakraoui fue trasladado en avión a Holanda-, el oficial de enlace no hizo nada esencial», continuó. «La manera en la que se ha producido es inaceptable y asumo las consecuencias», añadió.
Jambon anunció además la apertura de un expediente disciplinario contra el funcionario en cuestión, según la Agencia Belga.
El Bakraoui fue interceptado el 11 de junio de 2015 en Turquía cerca de la frontera con Siria y el 26 de junio la policía turca informó de su detención al funcionario de enlace belga, el representante de la Policía belga en el país, explicó Jambon.
Tres días más tarde, el 29 de junio, este oficial comunicó esta información al servicio de la Policía judicial en Bélgica, que a su vez informa al funcionario en Turquía de que El Bakraoui tiene un pasado judicial y que fue condenado a diez años por robo a mano armada.
El 14 de julio a las 10.14 horas Turquía envía una «nota verbal» en turco al portal electrónico de la embajada belga para informar de que El Bakraoui va a abandonar el país hacia Holanda en un vuelo que parte a las 10.40 horas ese mismo día.
Ese mismo día, a las 14.30 horas, Ankara también envió un fax a la embajada belga, que informa al enlace belga dos horas más tarde.
Al día siguiente, el funcionario policial en una reunión con la policía turca es informado de que El Bakraoui había sido detenido en Turquía por terrorismo y de que si quería más información sobre el caso debe solicitarla por escrito.
Esa misma tarde el funcionario informa a la embajada belga y ésta avisa a las autoridades holandesas.
La información adicional que Bélgica tuvo que solicitar por escrito llegó al funcionario policial en Turquía seis meses después de la deportación, en enero de 2016, y confirmaba que El Bakraoui había sido arrestado por Ankara por «vínculos con la zona de conflicto».
El ministro belga de Exteriores, Didier Reynders, quien también intervino hoy ante la comisión parlamentaria conjunta de Interior, Justicia y Exteriores, subrayó que el método utilizado por Turquía para comunicar la expulsión de El Bakraoui no es el habitual.
«El método habitual de trabajo es que los servicios de policía turcos se pongan en contacto con los funcionarios de enlace cuando hay una extradición en el orden del día», sostuvo.
Desde mayo de 2013 ha habido seis comunicaciones de este tipo entre Turquía y Bélgica, cinco de las cuales se realizaron a nivel policial y la única remitida al portal electrónico de la embajada fue ésta, según el jefe de la diplomacia belga.
El ministro de Justicia belga, Koen Geens, admitió que «por supuesto habrá que verificar si el conjunto de informaciones fueron tratadas y comunicadas correctamente».
Consideró además «imperativo» que la policía y los diferentes servicios de seguridad implicados en la lucha antiterrorista compartan información para prevenir atentados.
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