Un médico del hospital universitario Benjamin Franklin de Berlín murió este martes tras ser tiroteado por un antiguo paciente, que posteriormente se suicidó, informó la policía local.
La víctima, cirujano maxilofacial, tenía 55 años y era alemán, al igual que el asesino, nacido en Berlín hace 72 años y que había sido tratado el día anterior en el hospital.
El médico, tras recibir los disparos, fue atendido en el mismo centro hospitalario, pero no se pudo hacer nada para salvarlo.
A través de Twitter, la policía trató de tranquilizar a los ciudadanos tras la alerta generada por los últimos atentados en el país y descartó tras el suceso que hubiera motivaciones políticas o terroristas en el ataque.
Pidió asimismo esperar a las informaciones oficiales y no fomentar rumores y conjeturas.
«Lo ocurrido en los últimos días muestra la importancia de no alimentar conjeturas», afirmaron las fuerzas de seguridad, centradas ahora en aclarar las circunstancias en las que ocurrió el crimen y el trasfondo del mismo.
El hospital Benjamin Franklin está situado en el suroeste de Berlín y tiene 900 camas.
En una rueda de prensa, los responsables de la clínica mostraron su consternación y su incomprensión ante el asesinato cometido por un paciente que, señalaron, llevaba años siendo tratado por el médico al que disparó.
El paciente sufría una enfermedad grave, que no precisaron, y su actuación pudo ser consecuencia de la «desesperación».
«Estamos horrorizados con que algo así haya podido ocurrir en nuestro hospital», aseguró el director médico, Ulrich Frei.
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Un paciente que se siente abandonado, ridiculizado, o menospreciado, en su desesperación, puede tener tentaciones de muchas clases. Normalmente el fracaso de la atención, por negligencia, incapacidad profesional, o motivos económicos, no solo repercute en el interesado, sino en todo su entorno familiar, que tendrá que reconstruir todo el equilibrio perdido. También crea un ambiente de impotencia entre los allegados, aparte de que la pérdida de un "cotizante", repercute en toda la sociedad, y no sólo economicamente, sino también en valor humano. Si somos capaces de asombrarnos de que un médico, enfermero, o funcionario cualquiera cumple con exquisitez el trabajo que desempeña, es que hay mucho a mejorar en esta sociedad.