El seísmo se produjo a primera hora de la mañana (5.59 hora local/21.59 GMT del lunes) con epicentro en el mar muy cerca de la costa de Fukushima, a unos 200 kilómetros de Tokio, y la Agencia Meteorológica japonesa lo calificó como una réplica del gran terremoto de marzo de 2011.
El temblor, que pudo sentirse con fuerza en la capital, tuvo una intensidad de 5 inferior sobre 7 en la escala japonesa, que se centra más en las zonas afectadas, y su hipocentro se situó a 25 kilómetros de profundidad.
Nada más producirse el terremoto, el sonido de las sirenas avisó a los habitantes del litoral afectado para que subieran a edificios altos o escaparan a zonas elevadas, después de que las autoridades japonesas activaran la alerta de evacuación ante la posible llegada de un tsunami de hasta tres metros en algunos puntos.
Era la primera vez desde diciembre de 2012 que las autoridades ponían en marcha un alerta de tsunami debido a una réplica del gran terremoto de 2011.
Desde el primer momento, la atención se centró en las plantas nucleares de la zona, especialmente la accidentada central de Fukushima 1, que lleva más de cinco años inmersa en un complejo y largo proceso de desmantelamiento tras sufrir fusiones parciales en tres de sus reactores por el azote de un tsunami de hasta 13 metros.
La costa donde se encuentra la central fue golpeada por un ola de un metro sin que afectara a su funcionamiento ni a su seguridad, informó un portavoz de la operadora Tokyo Electric Power (TEPCO).
Unos 30 barcos operaban desde la madrugada frente a la planta para recoger desechos submarinos del accidente de 2011, pero la ola no les produjo ningún daño.
Incidente
Donde sí se registró un incidente fue en la cercana planta nuclear de Fukushima 2, donde el temblor detuvo una bomba del sistema de refrigeración de la piscina de combustible gastado de uno de sus reactores.
Sus responsables fueron capaces de activar un sistema auxiliar noventa minutos después y la avería momentánea no generó ningún tipo de emisión radiactiva.
Durante las seis horas que estuvo activa la alerta, un total 11 ciudades fueran evacuadas, la mayoría en al prefectura de Fukushima, y más de 9.000 personas llegaron a abandonar sus hogares y se cobijaron en refugios.
Entre una y dos horas después del seísmo, olas de entre 30 centímetros y 1,4 metros llegaron a las blindadas costas de varias prefecturas del este de Japón sin que produjera ningún daño destacable.
«He ordenado a mi Gabinete que se haga un esfuerzo en ofrecer la información de manera rápida. Además trabajamos con las autoridades locales para garantizar la seguridad y para que se tomen las medidas necesarias», aseguró el primer ministro nipón, Shinzo Abe, ante los medios en Buenos Aires, donde se encuentra de visita oficial.
Los incidentes causados por el temblor se redujeron a la cancelación de una veintena de vuelos, el parón temporal de la línea de alta velocidad en esa región del país y un incendio en complejo petrolero en la ciudad de Iwaki, que consiguió controlarse.
Un total de 12 personas resultaron heridas por caídas y accidentes domésticos, aunque todas ellas de manera leve, según los datos facilitados por la cadena pública NHK a las 13.30 hora local (04.30 GMT).
En las horas posteriores al terremoto se contabilizaron en la misma zona 20 temblores de más de 4 grados y la Agencia Meteorológica advirtió de que durante la próxima semana se registrarán numerosas y fuertes réplicas.
Japón se asienta sobre el llamado anillo de fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia, por lo que las infraestructuras están diseñadas para aguantar los temblores.
Sin embargo, esta misma zona de Japón registró el 11 de marzo de 2011 un poderoso terremoto de casi 9 grados y posterior tsunami que acabaron la vida de más de 18.000 personas y causaron la crisis nuclear de Fukushima.
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