Los militares servían como altos comandantes en Erzurum, provincia donde nació el predicador islamista Fethullah Gülen, a quien Ankara acusa de orquestar la asonada.
Es la primera condena emitida por un tribunal turco desde el golpe fallido el pasado 15 de julio.
Ambos eran usuarios de la aplicación móvil «Bylock», presuntamente desarrollada para permitir una comunicación cifrada entre los seguidores de Gülen, exiliado en Estados Unidos.
La prensa turca ha señalado que unas 55.000 personas en Turquía usaban «Bylock» y todas ellas son sospechosas de pertenecer a la red del clérigo islamista.
Desde la asonada, las autoridades turcas han detenido o suspendido de sus empleos a decenas de miles de policías, militares, jueces, profesores y funcionarios de distintas oficinas públicas, acusados de ser seguidores de Gülen.
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