«Estoy convencida de que será un presidente magnifico y de que no sólo tiene el apoyo de la gran mayoría de la Asamblea que votó por él, sino también de la mayoría de los alemanes», afirmó la canciller, Angela Merkel, sobre uno de los políticos mejor valorados del país y que en un principio no era su candidato.
Ante las dificultades de encontrar un nombre de consenso en las filas conservadoras, Merkel aceptó que Steinmeier, propuesto por el Partido Socialdemócrata (SPD), fuera candidato único de la gran coalición para un cargo de carácter eminentemente representativo.
Steinmeier fue respaldado en primera votación por 931 de los 1.253 delegados presentes en la Asamblea, órgano que se reúne cada cinco años para designar al jefe del Estado y que está formado por los diputados del Bundestag (cámara baja) e igual número de representantes de los estados federados.
Su elección se daba por segura, ya que las fuerzas de la gran coalición -la Unión Cristianodemócrata (CDU) que lidera Merkel; su ala bávara, la Unión Socialcristiana (CSU), y el Partido Socialdemócrata (SPD)- sumaban 924 votos, y contaba además con el apoyo de verdes y liberales.
La única sorpresa fue el número de abstenciones, 103, una cifra elevada en la que, según diversos analistas políticos, se incluyeron miembros de las filas conservadoras que se resistieron a votar por un socialdemócrata y también varios delegados de Los Verdes.
Siguiendo una costumbre de la mayoría de sus antecesores, Steinmeier agradeció el voto a quienes le apoyaron y prometió a los que no lo habían hecho que trabajaría para ganarse su confianza.
En un momento de incertidumbres y riesgos dentro y fuera del país, en su discurso de aceptación del cargo destacó que Alemania se ha convertido para muchos en un «ancla de esperanza» y pidió valor para preservar «la libertad y la democracia en una Europa unida».
Frente a Steinmeier había otros cuatro aspirantes sin expectativas de victoria, como el politólogo Christoph Butterwegge, presentado por La Izquierda y que recibió 128 votos, 33 más que el número de delegados del partido que lo propuso.
Esos votos adicionales pudieron venir del ala izquierda de Los Verdes e incluso del SPD.
El ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), sin escaños en el Bundestag, se sentó por primera vez en la Asamblea Federal al haber entrado en los últimos años en numerosos parlamentos regionales y presentó como candidato a Albrecht Glaser, político que durante décadas perteneció a la CDU de Ángela Merkel.
Glaser obtuvo 42 votos, 7 más que el número de delegados de AfD, cuya procedencia arroja muchas preguntas.
La formación Electores Libres, pequeña fuerza conservadora nacida en Baviera, apoyó con 25 papeletas a Alexander Hold, conocido juez que durante años tuvo un programa en televisión; mientras que el candidato de Los Piratas, Engelbert Sonneborn, padre del eurodiputado de la formación satírica El Partido, recibió 10 apoyos.
El salón de plenos del Bundestag cambió este domingo su distribución habitual para doblar el número de asientos, ya que junto a los 630 diputados, a la Asamblea estaban convocados 630 delegados elegidos por los «Länder», grupo en el que, junto a políticos regionales, incluye a representantes de la sociedad civil.
Entre ellos se encontraban este domingo, por ejemplo, el seleccionador alemán de fútbol Joachim Löw, la hija de una víctima del terrorismo de ultraderecha, la actriz Veronica Ferres o la conocida «drag queen» Olivia Jones, que dio color a la sesión con una gran peluca naranja y un corto vestido azul brillante.
Steinmeier asumirá la presidencia del país el próximo 18 de marzo y suspenderá su militancia en el SPD como muestra de independencia y neutralidad siguiendo la tradición de sus antecesores.
Sustituirá a Joachim Gauck, antiguo pastor protestantes y disidente de la Alemania comunista que ha ejercido como jefe del Estado durante los últimos cinco años.
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