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Arabia Saudí llevó este domingo a cabo una inédita campaña de detenciones de decenas de príncipes, políticos en puestos claves y grandes empresarios en una purga que, según el reino, responde a una operación contra la corrupción.

Los arrestos fueron practicados por orden de un comité cuya creación fue anunciada en la noche del sábado y al frente del que se ha puesto el príncipe heredero Mohamed bin Salman, de 32 años y que desde que fuera elegido como sucesor al trono, el pasado junio, ha acaparado cada vez más esferas de poder.

En la lista de detenidos, que ha sido filtrada por medios cercanos a la corona, pero no ha sido divulgada oficialmente, aparecen figuras importantes del Gobierno y personalidades de la vida económica del país.

Según el diario Sabq, en total han sido arrestados once príncipes y 38 políticos, de ellos cuatro ministros.

Entre ellos figuran el jefe de la Guardia Nacional, Muteb Bin Abdulá; el director del imperio televisivo saudí MBC, Al Walid al Ibrahim, o el príncipe Al Walid bin Talal, el hombre más rico del país y dueño del fondo de inversión Kingdom Holding Company (KHC).

Bin Abdulá, hasta ayer ministro de la Guardia Nacional, es hijo del difunto rey Abdulá bin Abdulaziz y el último de los descendientes de dicho monarca que ocupaba un alto cargo en el Gobierno.

La Guardia Nacional que dirigía fue creada durante el reinado del rey Faisal, muerto en 1975, para contrarrestar la influencia de los otros cuerpos de seguridad de Interior y Defensa, cartera que ocupa el heredero al trono.

La detención de Al Walid bin Talal tuvo repercusión en la bolsa de Riad, que cerró en números rojos (-1,6 %) y con un desplome del 9,9 % de las acciones de KHC, imperio que posee activos en Twitter, Apple, Disney, el banco Citigroup y en una larga lista de cadenas hoteleras de lujo.

KHC manifestó en un comunicado su apoyo al Gobierno y aseguró que, a pesar de la detención de su máximo responsable, la empresa continuó funcionando «como de costumbre».

Entre los hombres de negocios detenidos destaca, además, Baker bin Laden, presidente del consejo administrativo del grupo empresarial Bin Laden.

En la lista de políticos hay varios exministros de Economía y el que ocupaba hasta ayer esa cartera, Adel bin Mohamed, así como el antiguo titular de Defensa Fahd bin Abdalá bin Mohamed.

La ola de detenciones se produce poco después de que las autoridades del reino ultraconservador arrestasen el pasado septiembre a decenas de opositores, entre ellos dos prominentes clérigos, según denunciaron varias organizaciones defensoras de derechos humanos, entre ellas Human Rights Watch (HRW).

Sin embargo, el Gobierno saudí asegura que las nuevas órdenes de prisión se enmarcan estrictamente en esta inédita campaña contra la corrupción y no se trata de una purga política.

El fiscal general, Saud al Moyeb, afirmó en un comunicado que estas investigaciones son «parte de una reforma completa para garantizar la transparencia, la apertura y el buen gobierno».

Entre las primeras medidas tras las detenciones, el nuevo comité anticorrupción, con amplios poderes, congeló los fondos de las cuentas bancarias de los investigados y anunció que el dinero recaudado será devuelto a las arcas del reino.

El comité, entre otras atribuciones, tiene capacidad para emitir órdenes de arresto y de prohibición de viajes al extranjero, así como tomar medidas preventivas antes de que los casos lleguen a los tribunales, según informaciones de la agencia oficial SPA.

Las investigaciones de corrupción giran principalmente en torno a dos casos antiguos, uno relacionado con unas inundaciones ocurridas en la ciudad de Yeda en 2009, en las que falleció un centenar de personas, y el otro, con el brote del coronavirus, también conocido como síndrome respiratorio de Oriente Medio (SROM), que causó medio millar de muertes entre 2012 y 2015.