A pesar de que el ejército ruso considera desarticulada la amenaza en Siria de Estado Islámico mantiene en el país a sus efectivos en dos enclaves militares. | Reuters

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Trece aviones no pilotados intentaron atacar en la madrugada del pasado viernes la base aérea rusa Hamimim y el puerto de Tartus, ambos en la región siria de Latakia, informó el Ministerio de Defensa de Rusia.

«Diez aviones no pilotados de ataque se aproximaban a la base aérea rusa Hamimim y otros tres, al punto de apoyo logístico de la Armada Rusa en el puerto de Tartus», señala un comunicado del Ministerio de Defensa.

Siete de esos drones fueron destruidos por los sistemas de defensa antiaérea, mientras que el mando de otros seis fue intervenido por los militares rusos, que lograron hacer aterrizar a tres de ellos y estrellar al resto contra el suelo en una zona segura lejos de las bases.

El análisis de los tres drones intervenidos ha demostrado que los terroristas pueden lanzarlos desde una distancia de unos 100 kilómetros.

«En estos momentos expertos militares rusos analizan la tecnología y la munición casera de los aviones no pilotados. Como resultado del descifrado de los datos de esos drones se ha establecido el lugar exacto del que despegaron», agrega el comunicado.

La cartera militar rusa denunció que el intento del ataque cercenado demuestra que los terroristas cuentan con tecnologías que les permiten perpetrar atentados a distancia en cualquier país del mundo.

«Los órganos competentes rusos están trabajando para determinar los canales de suministros de estas tecnologías a los terroristas», concluye la nota de Defensa.

Dos militares rusos murieron en un ataque sorpresa con morteros que perpetraron los yihadistas contra la base de Hamimim a última hora del pasado 31 de diciembre, en plena Nochevieja, según reconocieron pocos días después las autoridades rusas.

El mismo 31 de diciembre dos pilotos rusos de un helicóptero Mi-24 murieron al estrellarse su aparato «por un fallo técnico» cerca del aeródromo de Hama.

El presidente ruso, Vladímir Putin, proclamó recientemente la «completa derrota» del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Siria y ordenó la retirada del grueso de las tropas rusas del país árabe.

Permanecerán en Siria las unidades militares que integran las bases de Tartus y Hamimim, el centro de reconciliación y tres batallones de policía militar encargados de garantizar la seguridad en las zonas de distensión.