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Poco más de un mes después de que el grupo yihadista Boko Haram secuestrase en Nigeria a 110 chicas de un colegio, al menos 105 fueron este miércoles liberadas y regresaron a sus casas a salvo en la localidad de Dapchi, en el noreste del país.

A pesar de que el Gobierno aún no ha dado una cifra definitiva, el ministro nigeriano de Información, Lai Mohammed, explicó que Boko Haram ha liberado a «105 chicas y un chico, lo que hace un total de 106», según reportó el diario local Premium Times, que no detalló nada más del chico, del que se desconocía su desaparición.

En una rueda de prensa anterior, Mohammed insistió en que «el número puede seguir creciendo, ya que se sigue documentando la liberación de las chicas».

Las chicas fueron liberadas en torno a las 3:00 hora local (2:00 GMT), cuando el grupo terrorista las dejó en Dapchi, la localidad donde se encuentra el instituto femenino de educación secundaria contra el que atentó el pasado 19 de febrero.

La alegría cundió en la localidad, donde los padres de las muchachas celebraron la liberación, según confirmaron algunos a Efe.

«Mis dos hijas están entre las niñas que fueron hoy liberadas», comentó Modu Goniri por teléfono a Efe. «Nos dijeron que fueron divididas en tres grupos y que viajaron durante tres días antes de llegar a Dapchi esta mañana temprano», agregó Goniri.

El Gobierno aún no se ha pronunciado sobre el paradero de las cinco chicas que faltan, pero los medios locales apuntan a que habrían muerto por asfixia poco después de su secuestro, debido a que los vehículos en los que eran trasladadas iban demasiado llenos.

«Cinco de nosotras murieron mientras que otra, cristiana, sigue secuestrada porque se negó a renunciar a su religión», aseguró una de las liberadas, Maryam Yerima, en declaraciones publicadas por el diario Daily Trust.
La joven detalló que les daban dátiles y frutos silvestres para comer y que los yihadistas les pidieron que cambiasen sus uniformes por un hiyab (pañuelo que cubre la cabeza de las mujeres musulmanas, pero no la cara) amarillo.

Además, Yerima dijo que llevaban cinco días viajando hasta llegar a Dapchi.

Después de su llegada, las liberadas fueron trasladadas, con un gran dispositivo militar, desde el hospital de Dapchi a la capital del estado de Borno, Maiduguri, donde, según medios locales, serán recibidas por un grupo de ministros -entre los que se encuentra Mohammed- enviados por el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari.

El Gobierno alega que no ha pagado nada por el rescate de las chicas y subraya que se ha producido «por los canales diplomáticos y con la ayuda de algunos amigos del país».

Buhari, que calificó el secuestro de «desastre nacional», afirmó el pasado 12 de marzo que prefería la «negociación» para que las chicas volviesen seguras, a la vía militar.

El incidente del 19 de febrero ha hecho a la población nigeriana rememorar el secuestro en 2014 de más de 200 estudiantes en Chibok, en el estado vecino de Borno.

A pesar de que a lo largo de los cuatro años muchas han sido liberadas, 112 de esas chicas aún se encuentran en cautiverio.

Buhari, que no era presidente aún en 2014, ha sido fuertemente criticado por la actuación en este nuevo secuestro, puesto que tardó una semana en confirmar que las 110 niñas habían sido secuestradas y no fue hasta la semana pasada que visitó la zona.

Al principio, el discurso oficial fue que las jóvenes estaban perdidas por el bosque, después de huir del ataque de Boko Haram a la escuela.

Sin embargo, Amnistía Internacional (AI) denunció este martes que el Ejército nigeriano ignoró al menos cinco llamadas que alertaban de que un convoy de Boko Haram se dirigía a Dapchi el mismo día del secuestro de las estudiantes.

El pasado 28 de febrero, el Gobierno de Nigeria anunció que iba a aumentar la presencia de las fuerzas de seguridad en las escuelas del noreste del país para «impedir que vuelvan a ocurrir ataques contra estudiantes inocentes».

Y hoy el Gobierno local de Borno, donde desaparecieron las estudiantes de Chibok, ordenó el cierre de los internados de secundaria del estado para prevenir nuevos ataques del grupo terrorista.