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Los niños inmigrantes son obligados de forma sistemática a tomar diferentes psicotrópicos en algunos centros para menores migrantes de Estados Unidos, con el objetivo de hacerles más llevadero el trauma de estar recluidos y de haber sido separados de sus familias, de acuerdo con una demanda.

El Center for Human Rights & Constitutional Law de Los Angeles ha denunciado que en instalaciones como el Centro de Tratamiento Shiloh, en Texas, se les administran medicamentos, independientemente de su condición y sin el consentimiento de los padres.

La demanda se presentó el pasado 16 de abril, días después de que el Gobierno de Donald Trump introdujera su política migratoria de «tolerancia cero», por la cual separa a los niños migrantes de sus padres a su llegada a la frontera de México con Estados Unidos.

Esta respuesta a la inmigración ilegal ha sido muy criticada tanto a nivel internacional como en Estados Unidos y en el entorno del propio presidente. Trump confesó en Twitter que su hija Ivanka y su mujer, Melania, le habían pedido que la derogara. La presión surtió efecto y el miércoles derogó la medida.

«Si estás en el Shiloh entonces es casi seguro que tendrás medicamentos. Cualquier niño que esté en el Shiloh después de estar separados de sus padres, es casi seguro que tomará psicotrópicos», ha dicho Carlos Holguín, abogado del Center for Human Rights & Constitutional Law.

Algunos menores que viven en el Shiloh, especializado en servicios para niños y jóvenes con problemas emocionales y de comportamiento, han contado a los demandantes que tomaban hasta nueve pastillas distintas por la mañana y otras seis por la tarde y que les amenazaron con prolongar su detención si se negaban a medicarse.
Una madre ha dicho que ni ella ni ningún otro miembro de su familia fueron consultados sobre la medicación que le dieron a su hija, a pesar de que el Shiloh tenía sus datos de contacto. Otra madre ha denunciado que su hijo tomó medicamentos contra la ansiedad que le provocaron varios colapsos.

Los demandantes esgrimen que tomar múltiples psicotrópicos al mismo tiempo puede causar graves daños a los niños y por tanto reclaman algún tipo de supervisión en los centros para menores migrantes para evitar que los medicamentos sean usados como «camisas de fuerza químicas».