El SDP obtuvo el 17,7 % de los votos y 40 escaños, frente al 17,5 % y 39 escaños de los Verdaderos Finlandeses, una histórica victoria que permitirá a Rinne dirigir las negociaciones para formar el próximo Ejecutivo de coalición en el país nórdico.
«Si soy honesto, me esperaba una victoria más amplia, pero aún así hemos logrado nuestro primer triunfo electoral desde 1999», afirmó un exultante Antti Rinne ante sus seguidores.
El SDP, que en 2015 sufrió una debacle electoral y cayó a la cuarta posición, cosechó un 1,2 % más de votos, suficiente como para lograr seis diputados más y hacerse con la victoria.
Por su parte, los Verdaderos Finlandeses lograron recuperar el apoyo popular perdido tras dos años en una coalición de gobierno que aplicó fuertes recortes en las prestaciones sociales y se enfrentó en 2015 a la peor crisis migratoria que sufrió el país.
La clave de este avance fue la llegada a la dirección del partido en 2017 del eurodiputado Jussi Halla-aho, representante del ala radical, quien dio un giro a la formación hacia la ultraderecha que supuso su expulsión de la coalición gubernamental.
El partido conservador Kokoomus, hasta ahora en el Gobierno, logró finalmente salvar los muebles y consiguió el 17 % de los votos, 1,2 puntos menos que en las anteriores elecciones, aunque la fragmentación del voto le permitió conseguir 38 diputados, uno más que en 2015.
El también gobernante Partido de Centro del primer ministro finés, Juha Sipilä, fue el que más sufrió el castigo de los votantes y obtuvo el peor resultado de su historia, con el 13,8 % de los votos y 31 diputados, 18 menos.
«Nuestro partido es el gran perdedor en estos comicios, el pueblo ha hablado y se acabó», reconoció humilde Sipilä, cuyas políticas de austeridad permitieron sanear las finanzas públicas del país nórdico, pero, para muchos votantes, socavaron los cimientos de su sistema bienestar.
Por su parte, Los Verdes son el partido que más sube después del SDP, al lograr el 11,5 % de los sufragios y 20 escaños, cinco más que en 2015, gracias a la preocupación de los ciudadanos por el cambio climático y el reciente retorno a la presidencia del partido del carismático Pekka Haavisto.
El SDP de Rinne, que concurría a estas elecciones con el eslogan «Meillä taitaa olla sama suunta» (parece que vamos en la misma dirección), aboga por crear una sociedad basada en el trabajo, el crecimiento económico, el desarrollo ecológicamente sostenible y la justicia social.
Su objetivo es aumentar el gasto público en educación y servicios sociales, dedicando 1.500 millones de euros durante los próximos cuatro años, para apuntalar el estado de bienestar, seriamente afectado por las políticas austeras del Ejecutivo saliente.
Según Rinne, ese aumento del gasto se financiaría elevando la tasa de ocupación hasta el 75 %, frente al 72,5 % actual, y con un aumento de la carga fiscal a las rentas altas y a las empresas que en estos momentos no pagan impuestos.
«No vamos a aumentar los impuestos a los ciudadanos con ingresos bajos y medios. Pero aquellas empresas que actualmente no pagan ningún impuesto, tendrán que contribuir», aseguró recientemente a Efe.
Otra de sus prioridades es la lucha contra el cambio climático, con el objetivo de que Finlandia sea un país neutro en carbono antes de 2035 y con emisiones de carbono claramente negativas en la segunda mitad del siglo.
Para ello propone, entre otras medidas, una reforma fiscal que reduzca el IVA de los bienes y servicios sostenibles frente a los más contaminantes y un plan claro para renunciar al uso de combustibles fósiles y turba como fuentes de energía, al tiempo que se fortalecen los sumideros de carbono.
El resultado electoral augura unas complicadas negociaciones para la formación del próximo Ejecutivo de coalición.
La opción más natural sería la creación de un Gobierno rojiverde, con el SDP, Los Verdes y la Alianza de Izquierdas como principales socios, pero la suma de sus diputados, 76 de un total de 200, no les alcanzaría para lograr una mayoría absoluta y tendrían que incluir en la coalición a alguno de los otros tres grandes partidos.
14 comentarios
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Aquí se ha tergiversado de forma sectaria el significado de ser republicano, como si la república implicase necesariamente la implantación de un estado federal, laico y la autodeterminación de los pueblos. En la mayoría de países los principios fundamentales del republicanismo son simplemente la no existencia de un rey y la elección democrática del Jefe de Estado. El republicanismo falangista va en esta dirección (en que la jefatura del Estado no sea hereditaria) y en la unidad de la Patria, todo lo contrario de lo que pretenden partidos que se denominan republicanos, como Podemos, ERC, Junts X CAT o Bildu. Por cierto, la Falange detestaba a los borbones (y con motivo) porque Alfonso XIII fue un mal rey, corrupto y mujeriego.
Que yo sepa, Dinamarca no es una república bananera y lo que se llama "ultraderecha" es la segunda fuerza política. ¿Para qué nos hemos de rasgar las vestiduras aquí, con VOX?
Para el que critica a Trump, debo decirle que la mayoría de los americanos, incluidos aquellos que no le apoyaban, ahora estan encantados con el. Han visto que para este presidente, la prioridad es su gente y su país. La política exterior se las trae al pairo" y esto es lo que está ocurriendo en muchos paises, que se estan dando cuenta que ellos tambien deben ser la prioridad...y quieren un Trump.
La cordura no está en la izquierda,un centro derecha bien amueblado
La ultraderecha lleva en el parlamento finlandes desde 2003 no es nada reciente y no tiene nada que ver con VOX ,,Los vota mucha gente de izquierdas como a le Pen ,porque es euroesceptico ,proteccionista a favor de nacionalizar empresas,anticapitalista,,, VOX es liberal todo lo contrario de la extrema derecha por eso aqui es dificil que los vote gente de izquierdas,,Podemos y Le Pen tienen mas puntos en comun en el programa que Vox y Le Pen.. Y no por ello decimpos que Podemos es extrema derecha, Falange o España 2000 son Republicanos ,anticapitalistas y proteccionistas .. ¿Son extrema izquierda?
La izquierda colapsa cuando no quedan votantes de la derecha o ultra derecha a los que confiscar bienes o renta, a medida que estos contribuyentes netos positivos disminuyen en número pierden peso político para restablecer un trato justo, les queda resignarse y afiliarse a la izquierda como el resto de vividores de las arcas públicas o crear un movimiento armado, una dictadura como el padre que da un golpe en la mesa cuando los hijos aún siendo mayoría democrática la confunden con justicia.
Seguramente se debe a que muchos votantes no son "verdaderos finlandeses".
Lo agónico habrá sido la derrota, ¿no? Por cierto, en el mundo siempre ha habido ricos mandando y trabajadores malviviendo. El problema llega cuando los trabajadores, que tambiñén somos personas, querempos vivir un poco mejor y que los ricos sean un poco menos ricos. Y...los fachorros con pasta no quieren. Y en esas estamos oiga
El auge de la ultraderecha traerá una nueva guerra mundial. Se acercan cada vez más tiempos de levantar muros, afilar fronteras y romper acuerdos... y eso nos llevará al desastre. Ya lo estamos viendo con Trump, en dos o tres años se avecina una nueva crisis internacional, todos lo sabemos ya, igual que la crisis que acabamos de pasar o peor, y el ultraderechista Trump será gran responsable por sus políticas ultras. Es buen momento para ver películas de la segunda guerra mundial, no será igual lo que viene, pero parecido, igual peor.
D'aquí menys de vuit anys l'ultradreta governarà a tota Europa. Els culpables no són altres que aquells que malgasten els dobbers dels ciutadans i envien a demanar gent que cap país necessita per res. Quan els robatoris, les violacions, les ganivetades són el nostre pa de cada dia i no passa res als delinqüents que cada dia són més els que compten amb un interminable historial delictiu, la gent reacciona, aquí, allå i allà i a qualsevol lloc. Pura supervivėncia!