Momentos de tensión tras el primer atentado suicida registrado este jueves en Túnez. | Europa Press

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Al menos un agente de policía murió y ocho personas más resultaron heridas en un doble atentado aparentemente suicida perpetrado este jueves en dos puntos distintos de la capital tunecina, informaron a Efe fuentes de Seguridad.

El primero y más grave de los ataques se produjo poco antes del mediodía en la céntrica calle Charles de Gaulle, próxima a la blindada embajada de Francia, cuando un hombre se abalanzó contra un coche de Policía que patrullaba una zona a esa hora densamente poblada de gente.

«Ha sido una explosión enorme que ha sacudido toda la calle. La gente ha salido corriendo en todas las direcciones», explicó un testigo a escasos metros de la zona próxima a la entrada de la medina turística.

Minutos después, el ministerio de Interior informó de que «uno de los dos agentes heridos graves ha fallecido. Tres civiles han sido trasladados a un hospital con heridas de diferente gravedad», agregó.

El lugar del ataque fue rápidamente acordonado por los servicios de Seguridad, que dispersaron a policías y curiosos y facilitaron la llegada de las ambulancias a la zona, que en apenas tres horas ya había recobrado su rutina.

Casi al mismo tiempo que el suicida, cuyo cadáver quedó disperso en el suelo, atentaba en el centro de la capital, un segundo kamikaze causó cuatro heridos más al hacer estallar un paquete de explosivos junto a un cuartel de las fuerzas especiales de la lucha antiterrorista, en el barrio capitalino de Al Gorjani.

«Se ha abierto una investigación para esclarecer los ataques», cuya autoría no ha sido reivindicada aún por organización alguna, aseguró el ministerio.

Diversas fuentes informaron, asimismo, de una tercera explosión en la ciudad balneario de Susa, uno de los principales centros de vacaciones en el país, información que fue desmentida después por las autoridades.

Este es el primer ataque que sacude la capital desde que el pasado octubre una joven de apenas 20 años causara 15 heridos al hacer estallar la carga que portaba en el bolso frente a una patrulla de la Policía en la céntrica avenida Habib Bourguiba, también cerca de la embajada de Francia.

Las autoridades indicaron entonces se que se trataba de una mujer que procedía de las zonas rurales y tenía vínculos con células locales ligadas a grupos yihadistas globales como la organización del Estado Islámico.

Este es el atentado más grave perpetrado en Túnez desde que en 2015 una cadena de tres atentados en la capital y en Sousa segara la vida de 72 personas, 60 de ellos turistas extranjeros y 12 miembros de la Guardia Presidencial.

Los ataques, que hundieron el turismo, una de la principales industrias de un país sumido en una grave crisis económica, fueron reivindicados por una rama salafista radical local vinculada al citado grupo yihadista.

Túnez es el cuatro país del mundo en número de ciudadanos que durante la última década han viajado a Libia y Siria para sumarse organizaciones yihadistas como el Estado Islámico, solo por detrás de Rusia, Arabia Saudí y Jordania.

Además, desde la revolución de 2011 que dio inicio a las ahora marchitadas "primaveras árabes", grupos salafistas radicales violentos locales mantienen una guerra de baja intensidad con las fuerzas de Seguridad en las montañas de Kasserine, fronterizas con Argelia.

A la inseguridad en el país se suma la fragilidad de la frontera con Libia, país víctima del caos y la guerra civil desde que hace una década la OTAN contribuyera a la victoria de los grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.

Los atentados se producen a apenas cuatro meses de una cruciales elecciones presidenciales y legislativas que se consideran cruciales para el futuro del país.