En un comunicado, la Policía holandesa explicó que tanto el conductor del vehículo como su copiloto, de 57 y 50 años, respectivamente, son ciudadanos de Moldavia, país desde el que transportaron a las 65 personas, muchas de ellas niños, hasta Ter Apel, en el norte de Holanda.
Los empleados del centro de solicitantes de asilo de Ter Apel llamaron a la Policía cuando vieron que un grupo de una veintena de personas caminaba desde el autobús hacia las oficinas de la institución, a 500 metros del vehículo.
Cuando la Policía llegó al lugar, registró el autocar y comprobó que ninguno de los pasajeros tenía documentos de viaje válidos, ni pasaportes ni visados, y todos decidieron solicitar asilo de inmediato para evitar su expulsión.
Es la tercera vez desde el pasado verano que la Policía holandesa intercepta a un grupo de personas de nacionalidad moldava que entran ilegalmente en el país para solicitar asilo.
El pasado agosto detuvieron por tráfico de personas a dos hombres moldavos que transportaban a diez individuos en su camión y, el pasado viernes, otro hombre de la misma nacionalidad, de 34 años, fue arrestado por introducir en el país a diecinueve personas, entre ellas nueve niños y bebés, ocultas en su camioneta.
La llegada de inmigrantes moldavos en grupos tan grandes es «algo nuevo» para los holandeses, según un portavoz de la Policía.
En total, 204 ciudadanos moldavos solicitaron asilo en Holanda el pasado octubre y en lo que va de año han entrado en este país ilegalmente 851 personas de esa nacionalidad.
Moldavia, que aspira a adherirse a la Unión Europea, es desde hace años el país con los ingresos per cápita más bajos de Europa.
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