Giuseppe Conte. | CHIGI PALACE HANDOUT

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Italia iniciará su desbloqueo el 4 de mayo, pero los planes del Gobierno fueron hoy muy criticados por quienes deberán seguir cerrados para contener la pandemia, como las iglesias o las peluquerías, mientras los contagios siguen a la baja.
El primer ministro, Giuseppe Conte, ha decretado que el 4 de mayo se reactiven las manufacturas, la construcción y el comercio mayorista, eso sí, con medidas de seguridad contra el coronavirus.

También se aligerarán las restricciones de movimiento: habrá que seguir confinado, pero se podrá salir de casa para hacer deporte manteniendo un metro de seguridad entre personas, para funerales con menos de 15 personas y también para visitar a «parientes».

Esta última cuestión, entre otras, ha suscitado las dudas. En el primer artículo del texto se lee que quedan permitidos los traslados por trabajo, salud, urgencias y para ver a «algún pariente siempre, que se respete la distancia de seguridad» y se use mascarilla.

Pero, por ejemplo, ¿son los novios un pariente? El Gobierno ha apuntado que esa calificación engloba a «cónyuges o parejas estables», y en los próximos días emitirá una nota para aclarar la cuestión.

CRÍTICAS DE LOS ÚLTIMOS EN ABRIR

La «fase de convivencia con el virus» seguirá el día 18 de mayo con la reapertura del comercio minorista, museos, bibliotecas, y llegará al 1 de junio, cuando será el turno de bares, restaurantes, peluquerías, centros de estética, barberías y espacios de masajes.
Precisamente, el Gobierno recibió las críticas de las peluquerías, que no entienden por qué se retrasa un mes su reapertura.

Muchos esteticistas lamentaron en redes sociales que de este modo se les aboca a cerrar definitivamente, a pesar de las ayudas que el Gobierno ha aprobado para las pequeñas empresas.

El secretario general de la Unión de Artesanos, Marco Accornero, apuntó que «se está penalizando innecesariamente a este sector» y aseguró que se podría también atender con mascarillas y guantes y recibir a menos clientes para evitar aglomeraciones.

Y advierten además de que mantener el cierre solo agravará otra de sus preocupaciones: la proliferación de peluqueros ilegales que atienden a domicilio y, claro, a escondidas de las autoridades.

LOS ÚLTIMOS DATOS DE LA PANDEMIA EN ITALIA

Entretanto, la curva del contagio sigue a la baja, tal y como se constata en el parte de hoy de la Protección Civil.

Desde el inicio de la crisis, el 21 de febrero, se han registrado 199.414 contagios, 1.739 en las últimas 24 horas, la cifra más baja desde el 9 de marzo, cuando se confinó a todo el país.

Esto podría deberse a un menor número de pruebas realizadas en el fin de semana, según apuntó en una rueda de prensa el presidente del Instituto Superior de Sanidad, Silvio Brusaferro.

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«Vemos un progresivo decrecimiento de los muertos e infecciones (...). La tendencia general es a la baja, aunque el virus circula aún por nuestro territorio», declaró.

Los muertos alcanzan los 26.977, con 333 más el último día, una cifra mucho menor que en las últimas semanas, y actualmente hay 105.813 casos positivos, 290 menos que el domingo. Por otro lado, la presión sobre los Cuidados Intensivos sigue reduciéndose.

LAS RELIGIONES QUIEREN ABRIR SUS TEMPLOS

También permanecerán cerrados los templos, y la primera en reaccionar fue la Conferencia Episcopal italiana, que ha exigido al Gobierno que respete la libertad de culto y permita las misas, en un duro comunicado.

«Los obispos italianos no pueden aceptar que tengan que ver comprometido el ejercicio de la libertad de culto. Debería estar claro que el compromiso de servir a los pobres, tan importante en esta emergencia, proviene de una fe que debe poder alimentarse de sus fuentes, en particular de la vida sacramental», se lee en la nota.

La decisión de mantener cerradas las iglesias ha suscitado cierta división en el Ejecutivo, y las dos ministras del partido de Matteo Renzi, la de Igualdad de Oportunidades y Familia, Elena Bonetti, y la de Agricultura, Teresa Bellanova, lo ven «incomprensible».

La comunidad islámica se puso del lado de los católicos, por considerar la medida «una insensibilidad hacia los creyentes», como dijo el presidente de la Comunidad Religiosa Islámica Italiana, el imam Yahya Pallavicini, en declaraciones a la agencia Ansa.
Y denunció que el Gobierno ni siquiera les haya consultado.

Por contra, la presidenta de la comunidad hebrea italiana, Noemi Di Segni, ha llamado a evitar polémicas y ha adelantado que los judíos respetarán «escrupulosamente» las normas del Gobierno, al que elogió por su «gran realismo y sentido de responsabilidad».

LA RESPUESTA DEL PRIMER MINISTRO A LAS CRÍTICAS

Conte acudió este lunes por primera vez al norte del país, el epicentro de la pandemia, y antes de entrar en la delegación del Gobierno en Milán reconoció que ya esperaba estas críticas, pero dijo que las condiciones actuales «no permiten volver a la normalidad».

«Esta es la fase de la convivencia con el virus, no de la liberación. Este Gobierno no busca la aprobación, sino que quiere hacer lo justo, aunque esto desagrade a los ciudadanos», sostuvo.

Además, expresó el máximo respeto del Gobierno al derecho constitucional de la libertad de culto y prometió un protocolo de «máxima seguridad» para permitir a los fieles participar en misas, para lo que espera la colaboración con la Conferencia Episcopal.

Conte visitará las ciudades lombardas de Milán, Bérgamo y Brescia y espera también acudir al municipio de Codogno, donde se registró el primer contagio autóctono el 21 de febrero, el comienzo de la crisis.