Teich, quien el próximo domingo cumpliría un mes en el cargo, es el segundo ministro de Salud que deja el Gobierno desde que el 26 de febrero fue detectado el primer caso de coronavirus en Brasil, que ya supera los 200.000 contagios y se consolida como uno de los focos globales de la pandemia y epicentro en América Latina.
«La vida es hecha de elecciones y hoy elegí salir», dijo Teich en un pronunciamiento público tras su renuncia, en el que no terminó de aclarar las razones de su salida.
Sin embargo, en Brasilia es un secreto a gritos que la presión de Bolsonaro por el uso de la cloroquina y sus censuras a las medidas de restricción de la circulación de personas colmaron la paciencia de este oncólogo, que llegó al Gobierno sin experiencia alguna en la gestión pública.
De hecho, aunque Teich no lo precisó, su renuncia ocurrió un día después de que el mandatario anunció que iba a «cambiar el protocolo de la cloroquina», reservada por el Ministerio de Salud para casos críticos, e imponer su uso hasta en pacientes con síntomas leves de COVID-19, a lo que el ministro se resistía.
Presiones similares, y por los mismos motivos, llevaron al jefe de Estado a destituir al antecesor de Teich, Luiz Henrique Mandetta, un firme promotor de las cuarentenas, cauto con la cloroquina y que cayó hace apenas un mes atrás.
Unas seis horas después de la renuncia de Teich, Bolsonaro se mantenía en silencio, sin hacer un solo comentario sobre esa baja.
Teich dijo que deja un «plan listo» para «auxiliar» a estados y municipios en el combate al coronavirus, que a nivel local implica diversas medidas de aislamiento social adoptadas por gobernadores y alcaldes y censuradas por Bolsonaro, quien sostiene que el «desastre económico» que vendrá con esa parálisis será «peor» que la pandemia.
Por el momento, Teich será sustituido por el general Eduardo Pazuello, viceministro de Salud, quien tiene apenas un mes en ese puesto, acompañó al oncólogo en su pronunciamiento y le aplaudió junto los funcionarios del despacho, así como ocurrió con la salida de Mandetta, quien tenía apoyo de casi el 70 % de los brasileños.
Mandetta se pronunció inmediatamente después de la renuncia de su sucesor. «Oremos. Fuerza SUS (Sistema público de Salud). Ciencia. Paciencia. Fe. Quédense en casa», escribió en una red social.
De esa manera, pareció reflejar lo que considera la mayoría de los analistas políticos y expertos sanitarios del país, que está convencida de que el negacionismo de Bolsonaro, que ha llegado a calificar al coronavirus de «gripecita», ha puesto a Brasil en rumbo de colisión con la ciencia.
Estupor entre los gobernadores
La mayoría de los gobernadores del país, que mantienen un duro pulso con Bolsonaro por la censura del gobernante a las medidas de restricción de la circulación y cuarentenas aplicadas en estados y municipios, reaccionaron con estupor a la dimisión de Teich.
Uno de los más contundentes fue el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, el más tenaz crítico de Bolsonaro y responsable por la región más afectada por la pandemia en Brasil.
«Presidente Bolsonaro, gobierne, administre su país con equilibrio, con paz en el corazón, con discernimiento y grandeza. Pare con agresiones, con los conflictos, de poner el país en un calderón interminable de intrigas y fricciones», declaró.
También reaccionó con fuerza el gobernador de Maranhao, Flavio Dino, el primero en el país en adoptar el confinamiento total para contener los contagios.
«La confusión que Bolsonaro crea es única en el plantea», dijo Dino, quien consideró que «las instituciones» deberían «juzgar cuanto antes la producción de tantos desastres, como la salida de dos ministros de Salud en medio de una gigantesca crisis sanitaria».
La sorpresa llegó a los propios miembros del Gobierno. «No sabía de eso. Pero es siempre preocupante, porque estamos en una batalla» contra el virus, declaró el ministro de Ciencia y Tecnología, Marcos Pontes, al ser informado por periodistas sobre la renuncia de Teich en momentos que visitaba una fábrica de respiradores.
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Bolsonaro es de la cuerda de Trump y Johnson.Parece que en Brasil todos son blancos y ricos.Disfruten de lo votado.