Personas con mascarilla esperan ser atendidas en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México. La pandemia de COVID-19 en México continúa descontrolada y contaminada por un debate sobre el valor de usar o no la mascarilla. | Jorge Núñez

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Salvar la mayor cantidad posible de vidas es el único interés del multimillonario mexicano Carlos Slim con la vacuna contra la COVID-19 que su fundación negoció con la farmacéutica AstraZeneca, aseguró este jueves su portavoz y yerno, Arturo Elías Ayub.

«Lo que nos decía durante la negociación el ingeniero (Carlos Slim) era: 'apúrense y cierren el trato, háganlo ya'», contó Elías Ayub en entrevista con Efe. «Oye, pero cuesta tanto (cantidad de dinero) y él repetía: 'hagan el trato, ciérrenlo y lo único que le importó en esta negociación era el tiempo, por que lo que quiere es salvar, lo antes posible, la mayor cantidad de vidas posibles, eso es lo único que le preocupa y lo que le ha interesado en este proceso», añadió.

Precisamente el trato con AstraZeneca, en el que participó el equipo de Slim, fue considerada «una negociación diferente», dijo Elías Ayub, acostumbrado a los grandes negocios en el sector de las telecomunicaciones.

«Aquí no puedes negociar con la vida de la gente, no puedes negociar con la salud, entonces lo que tratamos, más que cerrar un buen trato, que creo que fue un gran trato para las dos partes, fue hacerlo lo más rápido posible», relató.

El empresario dijo que el objetivo era cerrar el trato «lo antes posible para que empezara la fabricación de la vacuna» cuanto antes y se entregue con la mayor rapidez.

En la presentación del acuerdo con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se informó de que la industria mexicana podría iniciar la producción de la vacuna contra la COVID-19 en el primer trimestre de 2021.

El también director de alianzas estratégicas de América Móvil recordó que la Fundación Slim no garantiza la vacuna. «Nosotros garantizamos que se empiece la producción antes de tiempo para traerla a Latinoamérica», dijo.

«Estamos garantizando económicamente, con AstraZeneca, que se inicie la producción para que cuando se apruebe la vacuna estemos muy avanzados en tiempo y no tener que esperar de 10 meses a un año más para que llegara la vacuna a México», señaló.

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Elías Ayub, también director de Fundación Telmex, dijo que lo que han concretado es adelantar el dinero para comprar los insumos, los materiales, la maquinaria «que se necesita para la fabricación de la vacuna con la tecnología de AstraZeneca y la Universidad de Oxford».

Además, indicó que la fundación ha asumido el riesgo de que en caso de que no se apruebe la vacuna, que por ahora está en fase 3, «perderíamos ese adelanto».

Descartó hablar de los montos de inversión en la vacuna «porque dependerá de los anticipos de todos los gobiernos de América Latina, que también entrarán al riesgo».

Pero explicó que serán un mínimo de 150 millones de dosis, hasta 250 millones «si existe la demanda», y que cada dosis se calcula que costará alrededor de 4 dólares.

El miércoles AstraZeneca firmó un acuerdo con la Fundación Carlos Slim para contribuir a la producción en Argentina y México, y la distribución sin beneficio económico en América Latina durante la pandemia, de la vacuna potencial AZD1222.

Este acuerdo proveerá inicialmente 150 millones de dosis en la región latinoamericana, excluyendo Brasil, país cubierto por el acuerdo de AstraZeneca con el Gobierno brasileño anunciado en junio pasado.

En caso de que los ensayos clínicos resulten exitosos, se espera que los envíos comiencen en el primer semestre de 2021.

Este jueves Brasil confirmó 1.262 nuevas muertes y 60.091 nuevos contagios por coronavirus en las últimas 24 horas, con lo que el total de fallecidos llegó a 105.463, en momentos en los que el país se prepara para reabrir este sábado su principal atracción turística, el Cristo Redentor.

Según el último boletín epidemiológico divulgado por el Ministerio de Salud, los casos en Brasil ascienden ya a 3.224.876 y confirman la aún acelerada propagación de la pandemia, siendo el segundo país más golpeado en el mundo y que rebasó la marca de 100.000 muertos la pasada semana, hecho que solo comparte con Estados Unidos.