El Ejecutivo de Mario Draghi responde de esta forma a las críticas de quienes recriminaban que los viajeros comunitarios pudiesen entrar libremente al país mientras en Italia persisten las restricciones para moverse entre distintas regiones para prevenir contagios.
Una nueva orden firmada por el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, establece ahora que quienes procedan de algún Estado de la UE deberán someterse a un test de COVID-19 y permanecer aislados durante cinco días. Al término de este periodo, deberán someterse a una prueba adicional para descartar que sean portadores del virus, informa 'Il Corriere della Sera'.
Las nuevas medidas, aplicables tanto para nacionales como para extranjeros, se suman a las que ya estaban en vigor para los viajeros llegado de fuera de la Unión Europea, aunque en este caso la cuarentena impuesta es de dos semanas.
El ministro de Exteriores, Luigi Di Maio, insistió el lunes por la noche en una entrevista en que las autoridades siguen desaconsejando los viajes al extranjero, de cara a una Semana Santa en la que se han extremado las precauciones en Italia. Durante tres días --3, 4 y 5 de abril--, todo el país permanecerá en 'zona roja', bajo un confinamiento estricto.
Italia acumula más de 3,5 millones de casos de COVID-19 y más de 108.000 personas han fallecido víctimas de esta enfermedad. El país ha sufrido en estas últimas semanas un repunte de los contagios, con datos diarios que han llegado a superar los 20.000 positivos.
El primer ministro, Mario Draghi, ha recibido este martes la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus, según el protocolo establecido por las autoridades de la región de Lazio y que establece una serie de grupos en función de edad, riesgo y profesión. Draghi tiene 73 años.
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