La vigilancia comenzó el pasado sábado sobre un hombre de 26 años, con presuntos vínculos con los talibán, y otros cuatro miembros de su familia repatriados con él, señaló el diario Le Monde.
El sospechoso habría sido repatriado por su ayuda destacada en la evacuación de la embajada francesa en Kabul, pero a su llegada a Francia se puso en marcha un procedimiento de vigilancia estrecha (denominado Micas en la jerga de los servicios de seguridad franceses).
El objetivo de la investigación es tratar de determinar si el individuo, originario de la provincia de Logar, al este del país, se alistó a los talibán por convicción o simplemente se unió a las columnas de militantes que convergieron sobre Kabul con la esperanza de aprovechar una oportunidad para salir del país.
La oportunidad se presentó cuando, encargado de un punto de control, facilitó la evacuación de la embajada francesa en la capital afgana.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, confirmó las informaciones y que el hombre reconoció haber comandado ese puesto de control.
«Francia es humana, pero también vigilante. En la gestión de la crisis afgana continuará tomando todas las disposiciiones necesarias para asegurar la seguridad de los franceses, como ha sido el caso este fin de semana», señaló el ministro en Twitter.
De momento, el hombre y su familia están bajo el control de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI).
Las autoridades francesas prevén que mañana, martes, salgan de Kabul otros dos vuelos con aviones de transporte A400M, con lo cual habrán evacuado del país a unas 2.000 personas, de ellas 90 franceses y el resto afganos, según dijo hoy el ministro de Exteriores, Jean-Ives Le Drian.
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