Buques gaseros en alta mar, el 'servicio a domicilio' vive su agosto en pleno invierno. No es un fenómeno nuevo pues ya se vivió algo similar hace cinco años, aunque el consumidor y el pequeño empresario recuerdan mejor lo ocurrido en nuestro país a partir de enero de 2021, cuando arrancó el alza histórica de la factura eléctrica en España. En este incremento del precio tiene mucho que ver el uso que se hizo de las centrales de ciclo combinado, industrias que se sirven del gas natural para la generación eléctrica y su repercusión en el precio de la materia es claro. ¿Cómo llega esta hasta su destino?
Una de las vías más en boga en los últimos tiempos es la marítima, por distintas circunstancias geopolíticas. La cosa va así: los barcos especializados en la carga de gas licuado hacen vida prácticamente perenne en alta mar, esperando la oferta del mejor postor. Cuando esta llega se desplazan hasta el puerto apto para su actividad más cercano, según explican fuentes del sector energético. Si el frío aprieta y el mercado internacional incrementa su demanda al mismo tiempo se producen las condiciones idóneas para la tormenta perfecta. El precio del gas sube y los intermediarios se cubren de oro con la transacción.
Mientras tanto la Unión Europea se mueve al más alto nivel con los Emiratos. Estos pasados días se ha conocido sendas conversaciones entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, con el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Zani. Sobre la mesa, una premisa clara: Europa debe diversificar su suministro de gas y reducir la dependencia de Rusia en plena crisis de Ucrania. «Es importante fortalecer la seguridad energética de Europa con socios fiables», remarcó la alemana en las redes sociales.
La fiabilidad de Qatar es mencionada en varias ocasiones en los reportes de prensa, y Estados Unidos también trabaja en la misma línea como suscribe la reunión entre Biden y el emir en la Casa Blanca. Curiosamente España puede jugar una baza muy importante en esta materia a través de sus centrales gasísticas en el litoral mediterráneo. Para ello debe darse una condición: que la situación en el Magreb vaya retomando su propia normalidad en cuanto al suministro energético se refiere.
Recordemos que un conflicto entre Argelia, principal productor del norte de África, y su vecino Marruecos propició la inutilización de uno de los gasoductos que transportaban la materia prima hasta España. La prensa nacional ha establecido que los envíos han caído cerca de un 15 por ciento en las últimas semanas, algo que hace que aumenta la dependencia de los barcos metaneros. Desde el principio la administración argelina ha trabajado en rediseñar la red de distribución para suplir esa carencia. Cuando culminen esos trabajos y si se incrementa la capacidad exportadora a través de este canal, tal vez España pueda no solo obtener gas natural a buen precio; también bombear gas argelino hacia Europa y así aportar otra fuente más a sus socios para conseguir un producto con una influencia clara y definitoria en las finanzas y en nuestras vidas.
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Francia ha iniciado un plan de construcción de nuevas centrales nucleares... aquí seguiremos pagando la electricidad a precio de oro.