El expresidente de Panamá, Ricardo Martinelli. | Orlando Barría - EFE - EFE

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«Perseguido político» no es una etiqueta cualquiera, y menos si es uno mismo quien se la autoimpone. Ricardo Martinelli, empresario y expresidente de Panamá, se cataloga como una víctima del sistema en su bio de Twitter, donde le siguen casi 800.000 usuarios. No deja de sorprender que alguien a quien aparentemente el sistema ha tratado tan bien se coloque el sambenito de paria. Con fama de hombre de negocios vivo y voraz, las empresas mallorquinas que en los últimos años han desembarcado en el país centroamericano no han recibido otra cosa que no sean facilidades y atenciones.

Su emporio empresarial lo encabeza Súper 99, principal cadena de supermercados panameña que por si fuera poco, en los últimos años ha apostado por un proceso de diversificación de su negocio, por ejemplo adentrándose en el mundo de los servicios de pago electrónico, o el sector de los seguros. Más allá hay mucha más tela que cortar.

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A Martinelli se le conoce en Panamá como el gran benefactor del capital extranjero, algo que suscriben algunos empresarios mallorquines que durante su mandato aterrizaron en su emergente economía donde imperan los tratados de libre comercio con terceros y su decidido posicionamiento financiero, para algunos opaco y facilitador del fraude tributario, algo que quedó a la vista en su día con las revelaciones plasmadas en los llamados 'Papeles de Panamá'.

Escándalo tras escándalo

A su vez, tanto su administración como él mismo se han visto inmersos en distintos escándalos de corrupción, que han acabado por dañar su popularidad a pesar de su innegable legión de incondicionales. Incluso han llegado a tildarle de autoritario, cuando la administración norteamericana aireó supuestas peticiones de apoyo para espiar a sus rivales políticos, algo que adquiere una especial importancia en las últimas horas, cuando hemos conocido la derivada balear de Martinelli.

Según la declaración de los guardias civiles involucrados en una supuesta trama de espionaje a una mujer en Mallorca, él mismo de viva voz realizó el encargo. Atendiendo al testimonio de los detenidos debían seguir a la novia mallorquina de Martinelli, vigilarla y llegado el caso proporcionarle protección. Lo hicieron durante días, a la luz de las investigaciones. Por sus gestos y palabras los conocerán. También por sus métodos. Juzguen ustedes si estos son los métodos de un perseguido o un paria.