Según informó el Ministerio de Defensa, la artillería ucraniana logró detener el avance del enemigo en su intento de cruzar dicho río, que tiene más de mil kilómetros de largo. El Ejército ruso sufrió numerosas pérdidas, ya que sus fuerzas se vieron separadas a ambos márgenes de la vía fluvial, tras lo que tuvieron que retirarse. En su retirada, los rusos tuvieron que abandonar parte de su equipo y vehículos e incluso algunos de los soldados se vieron obligados a cruzar a nado el río para ponerse a salvo. En las imágenes publicadas se pueden ver tanques y otros vehículos destruidos junto a los pontones móviles inutilizados en medio del Serverski Donets. Los rusos llevan cuatro días intentando cruzar ese río y en sus intentos, según Kiev, han perdido más de 70 vehículos y dos batallones de infantería con ingenieros. El repliegue ruso en Járkov fue confirmado por la fuentes ucranianas y occidentales consultadas por el diario «The New York Times». De consumarse, la retirada sería uno de «los mayores reveses sufridos por Rusia desde su retirada de Kiev el mes pasado», destacó el diario. Precisamente, en la orilla norte del río se encuentra Izium, ciudad controlada por los rusos desde el mes pasado y que se ha convertido desde entonces en un crucial centro de operaciones del Ejército ruso. Esa ciudad a dos horas al sureste de Járkov es clave para lanzar la ofensiva final en el Donbás, cuya conquista por Rusia se resiste tras 80 días de combates. Además, el Ejército ruso continúa intentando cercar la principal plaza ucraniana en Lugansk, Severodonetsk, también la orilla norte del río, para lo que voló el puente que le unía a la localidad de Rubizhne. El general ruso Ígor Konashénkov, portavoz castrense, informó en su parte vespertino de la liquidación de más de 300 soldados ucranianos en ataques en Járkov y Lugansk. El río Séverski Donets, que nace en territorio ruso, sigue su curso al norte de Lugansk y cruza la ciudad de Donetsk para desembocar en el mar de Azov.
A su vez, Rusia dio un giro copernicano a su postura sobre el futuro ingreso en la Unión Europea (UE) de Ucrania, que renunció a acceder a la OTAN tras el inicio de la «operación militar especial» rusa. «El carácter inofensivo de ese deseo de Kiev suscita serias dudas», manifestó hoy el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov. En su opinión, «de una plataforma constructiva, que fue como se fundó, la UE se ha convertido en un actor agresivo y belicoso, que ya declara ambiciones que van mucho más allá de la fronteras del continente europeo». Y pronosticó que la UE intenta seguir los pasos de la OTAN, «lo que confirma la tendencia de que se funde con la Alianza Noratlántica y de que, de hecho, cumplirá la función de su apéndice». En la misma línea se manifestó Dmitri Polianski, embajador adjunto ante la ONU, quien reconoció el cambio de postura debido a la postura de Bruselas de que «la guerra se puede ganar en el campo de batalla». «La situación ha cambiado (...) y después del hecho de que la UE es líder en el suministro de armamento (a Ucrania) nuestra postura sobre la Unión se parece más a la relativa a la OTAN. Porque no vemos gran diferencia entre ellas», precisó.
El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, anunció hoy que Bruselas proporcionará otros 500 millones de euros para apoyar al Ejército ucraniano. «Serán unos 2.000 millones de euros en total», señaló durante un encuentro de ministros de Exteriores del Grupo de los Siete (G7). La «receta» es «clara» y establece «más de lo mismo», según dijo Borrell, que la resumió en más apoyo para Kiev, incluida ayuda militar, y más presión sobre Rusia, a través de las sanciones y del aislamiento internacional de Moscú. «En estos momentos estamos suministrando vehículos acorazados, tanques, artillería pesada, munición, las cosas que se necesitan en este tipo de guerra,» resumió. Al respecto, Réznikov destacó que «ahora la mayoría de socios están convencidos de la capacidad de las Fuerzas Armadas ucranianas de derrotar a los ocupantes rusos y asestarles un daño irreparable». «Nos esperan unas semanas tremendamente complicadas. Cuántas serán, nadie lo sabe. Durante esta fase debemos resistir principalmente con nuestras propias fuerzas contra un agresor rabioso de ira. Hasta que el armamento pesado extranjero no equilibre las fuerzas y garantice el giro en favor de Ucrania, pasará tiempo», admitió.
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