Esta gran tormenta, «única en una generación» como la está definiendo estos días el NWS, comenzó afectando al medio oeste del país pero este viernes se está intensificando y ya se extiende hacia el este, tanto al norte como al sur. El viernes por la mañana ya se habían cancelado más de 3.400 vuelos, muchos de ellos en grandes ciudades como Nueva York, Detroit, Seattle, Chicago, Denver y Boston, según los datos de FlightAware.
Además hay tres aeropuertos regionales y uno internacional (el de Michigan) cerrados, y varios con las operaciones de despegue ya detenidas, según los datos de la web de la Administración de aviación (FAA). Los problemas en el transporte afectan también a los trenes y a compañías de autobuses como Greyhound, la mayor de ellas, que ya ha advertido de que muchas rutas del noreste o del medio oeste pueden cancelarse o sufrir alteraciones.
En su página web, el servicio meteorológico nacional advierte ya desde el inicio sobre lo extraordinario de esta «inmensa» tormenta y anuncia que las fuertes precipitaciones afectarán a buena parte del país, sobre todo el este, durante la jornada.
Avisa así, entre otras inclemencias, del poderoso «frente ártico» que está barriendo el tercio este del país, las fuertes nevadas que cubrirán la región de los Grandes Lagos y la zona de Nueva Inglaterra y la «significativas lluvias» que pueden atravesar también el noroeste. El presidente de EE.UU., Joe Biden, compareció públicamente el jueves para advertir a los estadounidenses que se tomen la tormenta «de forma extremadamente seria» y que sigan las recomendaciones de las autoridades.
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