Joseph Ratzinger (1927, Marktl, Alemania) se ordenó sacerdote en 1951 y en 1977 fue nombrado arzobispo de Múnich y creado cardenal por Pablo VI. El 19 de abril de 2005 a las 17,50 horas fue elegido Papa. En ese momento, empezaba a salir humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina y pocos minutos después, comenzaba el repique de campanas en Roma. Había sido elegido el sucesor de Juan Pablo II en el cuarto escrutinio, en el segundo día de Cónclave. Cerca de una hora después, el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez pronunciaba las palabras esperadas 'Habemus Papam' y Joseph Ratzinger, salía al balcón.
Tal y como indicó en su última audiencia general en la que estuvo arropado por unos 150.000 fieles y cerca de 70 cardenales, la barca de San Pedro, es decir, la Iglesia, pasó durante sus ocho años de Pontificado por días de luz en los que las aguas estaban tranquilas, como podrían ser las Jornadas Mundiales de la Juventud de Colonia y de Madrid, y otros en que la barca tuvo que atravesar aguas agitadas, como serían el caso 'Vatileaks' o la lucha contra los abusos sexuales.
Concretamente, el escándalo de la filtración de documentos reservados, que concluyó con la concesión de la gracia por parte de Benedicto XVI a su exmayordomo, Paolo Gabriele, fue el último viaje entre aguas revueltas en las que tuvo que navegar el Pontífice, un caso que comenzó cuando aparecieron publicados documentos privados del Papa y por lo que el Vaticano abrió una investigación criminal el 16 de marzo de 2012.
La policía vaticana arrestó al exmayordomo del Papa, Paolo Gabriele, que fue sometido a un juicio por parte del tribunal vaticano en el que fue declarado culpable por el delito de robos con agravantes y que concluyó con su encarcelamiento en una celda del cuartel de la gendarmería vaticana.
Guardián de la fe t 'tolerancia cero' contra los abusos
Ya desde antes de ser elegido Papa, Ratzinger tuvo que asumir un papel difícil como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, al frente de la cual le puso Juan Pablo II, en la lucha contra los casos de abusos sexuales por parte de miembros del clero que entonces empezaban a emerger en países como Irlanda o EE.UU.
Durante su Pontificado, Benedicto XVI se reunió con las víctimas de abusos a las que pidió perdón y también en mayo de 2011 envió, a través del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal William Levada, una carta circular con el modo de actuar frente a estos casos a todas las Conferencias Episcopales del mundo, las cuales a su vez tuvieron que redactar sendas líneas guía de actuación.
En este documento, se apuntaba a los obispos la necesidad de «cooperar» con las autoridades civiles y de «remitir a las autoridades los delitos» de abusos sexuales cometidos por clérigos, personal religioso o laico. Asimismo, indicaba que deben estar «dispuestos a escuchar a las víctimas y a sus familiares» y que el obispo tiene la obligación de remitir el caso a la Congregación vaticana.
Sin embargo, en 2022 fue acusado de encubrimiento en un caso de abusos sexuales cuando era arzobispo de Múnich y Freising entre 1977 y 1982 y estaba pendiente de testificar en un juicio para defenderse de estas acusaciones.
Las JMJ y los viajes a México, Cuba y Líbano
En sus ocho años de Pontificado, la barca de San Pedro, conducida por Benedicto XVI, también encontró, tal y como dijo el Papa emérito en su última audiencia, días de «pesca abundante» entre los que pueden contarse las Jornadas Mundiales de la Juventud. De hecho, el primero de sus 24 viajes fuera de Italia fue el que realizó a su tierra, Alemania, con motivo de la JMJ de Colonia en el año 2005.
Sin embargo, la que queda más cercana en el recuerdo de todos es la JMJ que se celebró en agosto de 2011 en Madrid, en la que participaron cerca de dos millones de jóvenes. En aquella ocasión, Benedicto XVI lanzó mensajes que aún siguen de actualidad como el que envió a los jóvenes que buscan un empleo digno o el de responsabilidad ante la crisis económica. Además, resistió ante la fuerte lluvia y el viento junto a los jóvenes en la Vigilia de Cuatro Vientos, donde lanzó un espontáneo: '¡Sois más fuertes que la lluvia!'.
Su huella en España
Precisamente, España fue el destino de dos más de sus visitas, una a Valencia en 2006, con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, viaje que se vio ensombrecido por el accidente mortal de Metrovalencia, en el que murieron 43 personas, que fue motivo para que Benedicto XVI alterara su agenda para rezar un responso por las víctimas en la estación siniestrada y encontrarse con sus familiares. Además, en 2010, visitó Santiago de Compostela donde ofició una Santa Misa con motivo del Año Santo Compostelano y Barcelona, donde presidió otra Eucaristía de dedicación de la Sagrada Familia.
Uno de sus últimos viajes apostólicos fue el que realizó a México y Cuba del 23 al 29 de marzo de 2012, países donde dejó mensajes a favor de cambios y libertad, en contra del embargo en Cuba y en contra del narcotráfico y la violencia en México. Asimismo, en su último viaje, con destino a Líbano, con motivo de la firma y publicación de la Exhortación Apostólica Postsinodal de la Asamblea Especial para Oriente Medio, aprovechó para exhortar al cese de la exportación de armas a Siria y para llamar a la paz en Oriente Próximo.
Aunque si algo marcó su paso por el ministerio petrino, además de lo novedoso de su renuncia, fueron sus encíclicas. Cuando los expertos pensaban que todo el Concilio Vaticano II estaba exprimido en los textos de Juan Pablo II, Benedicto XVI sorprendió en 2005 con 'Deus Caritas est', en la que profundiza en el amor de Dios; en 2007, con 'Spe salvi', sobre la idea de la esperanza en la vida eterna y en 2009 con 'Caritas in Veritate', en la que aborda los temas del desarrollo de los pueblos y de las desigualdades sociales en el marco del principio de la crisis económica. Así, aunque de cardenal pasó a ser Papa y de Papa a Romano pontífice Emérito, nunca dejó de ser un gran teólogo.
Acabó con el limbo y con los animales del Belén
Además de estos textos, destaca la aprobación en enero de 2007 del documento de la Comisión Teológica Internacional (CTI) del Vaticano en el que se descarta la posibilidad de que exista un limbo después de la muerte, lo que significa que los niños que mueren sin baustismo van directamente al cielo.
Además, en el último libro de su trilogía sobre Jesús de Nazaret, titulado 'La infancia de Jesús', aseguraba que no había animales junto al pesebre, a diferencia de lo reflejado en la iconografía tradicional critiana, en la que se presenta a María y José, junto con el Niño Jesús, rodeados de un buey y una mula en el pesebre.
Benedicto XVI también se vio envuelto en una polémica por su discurso en la Universidad de Ratisbona en 2006 en el que condenó la «irracionalidad» de la «difusión de la fe mediante la violencia» como ocurre en la 'Yihad' (guerra santa) del Islam. Según explicó posteriormente, estaba citando un texto medieval de un emperador bizantino del siglo XIV y no expresando su opinión personal, al tiempo que lamentó las reacciones de algunos países. Además, en 2010 justificó el uso del preservativo en «determinadas ocasiones» para evitar el sida. El ahora papa emérito abrió en cuenta de Twitter en diciembre de 2012.
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