Palestinos desplazados con lo puesto en Rafah. La UNRWA denunció que ningún lugar es seguro al sur de la Franja de Gaza. | Reuters - Hatem Khaled

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La visita de Santiago Abascal, líder de Vox, al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu está plagada de connotaciones en un momento especialmente tenso de la campaña bélica contra Hamás, que ha matado ya a 37.000 palestinos, y en plena campaña electoral de las elecciones europeas. Distintos observadores y analistas nacionales e internacionales coinciden en señalar que la respuesta de Vox al reconocimiento por parte de España del Estado palestino los vuelve a situar de lleno en la actualidad; por si fuera poco el partido de ultraderecha no pierde ocasión para volver a mencionar la corrupción que supuestamente quiere opacar el presidente Pedro Sánchez con su solemne declaración.

Los últimos bombardeos sobre zonas aparentemente seguras de Rafah, al sur de la Franja de Gaza, que han causado escenas dramáticas y decenas de muertos civiles han movido a los gobiernos de medio mundo a insistir a Netanyahu que cese sus operaciones a gran escala sobre el territorio fronterizo con Egipto, país vecino en el que ya ha habido muertos por el fuego cruzado. Incluso las administraciones de Estados Unidos o Alemania, dos de las voces del panorama internacional que han expresado mayor apoyo al primer ministro israelí, han lanzado recomendaciones de contener los daños sobre la población civil. La ministra española de Defensa, Margarita Robles, ya ha calificado lo sucedido de «genocidio», lo mismo que la vicepresidenta y candidata del PSOE a las europeas, Teresa Ribera.

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Ni los hospitales de campaña en Rafah se libran de los «continuos bombardeos aéreos y de artillería», afirma la Media Luna Roja palestina. A medida que la violencia no cesa, otros actores piden imitar los reconocimientos de España, Irlanda y Noruega al Estado palestino, en un signo inequívoco que las posiciones se mueven. Por ejemplo, el líder del Partido Nacional Escocés (SNP), John Swinney, pidió al Gobierno conservador británico que reconozca de inmediato al Estado palestino y, si no lo hace, que sea un futuro Ejecutivo laborista el que lo lleve a cabo. Todo puede cambiar en las elecciones generales británicas del 4 de julio, en las que los laboristas parecen partir con ventaja.

La campaña militar de Israel aúna voces por el alto el fuego dentro mismo de sus fronteras, y los universitarios españoles han refrendado que los campamentos no cesarán en los campus ya que el reconocimiento más simbólico que práctico por parte del ejecutivo central no es suficiente en plena escalada de la violencia en esta parte de Oriente Medio. En su encuentro, Abascal afirmó que cuando Vox gobierne nuestro país revertirá el reconocimiento del Estado palestino, que según su prisma compartido con el actual ejecutivo hebreo tan solo supone una palmada en la espalda de los terroristas de Hamás.

Qué dice al respecto el resto del espectro político nacional. El PP apunta que el reconocimiento de Palestina debe darse en base a la solución de los dos Estados en la que la comunidad internacional ha fijado su posición desde hace mucho. No pierden el paso y añaden que este no era el momento idóneo para tal reconocimiento. Incluso en el Senado se oyeron agrias acusaciones de «antisemitismo», algo rebatido por el titular de Exteriores de forma vehemente. Los socios de Sánchez tampoco pierden ocasión a dos semanas de la cita con las urnas en clave comunitaria; tanto en Sumar como en Podemos concluyen que la medida llega tarde.