Un navío de la armada estadounidense. Fotografía de archivo. | Efe

TW
0

Un miembro de las tropas del Cuerpo de Marines de Estados Unidos desplegado en una base de Okinawa (sudoeste de Japón) fue arrestado el pasado mayo bajo sospecha de herir a una mujer mientras intentaba violarla, según trascendió este viernes, después de que la policía local ocultara el caso.

El marine arrestado es Jamel Clayton, de 21 años, que huyó tras la agresión del 26 de mayo, en la que la mujer resultó herida al resistirse, aunque la Policía de la prefectura lograría arrestarlo el mismo día en un área fuera de su base, según detalles facilitados por fuentes de la investigación a la agencia de noticias Kyodo. El incidente se conoce pocos días después de revelarse que un militar de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. destinadas en la misma prefectura, que concentra al 70 % de las instalaciones militares que Washington tiene en Japón, fue acusado en marzo de presuntamente secuestrar y agredir sexualmente a una menor de 16 años en diciembre de 2023, intensificando el sentimiento antiestadounidense regional.

El portavoz del Gobierno de Japón, Yoshimasa Hayashi, reconoció este viernes en una rueda de prensa que Clayton fue acusado y tildó lo sucedido de «extremadamente lamentable», pero se negó a dar más detalles el caso, alegando que existe un procedimiento judicial en curso. Hayashi apuntó que el viceministro de Asuntos Exteriores de Japón, Masataka Okano, ha expresado su malestar al embajador de EE.UU. en Japón, Rahm Emanuel, por la reciente serie de delitos sexuales que habrían cometido soldados estadounidenses y pidió «medidas exhaustivas» para evitar que incidentes similares se repitan.

Los crímenes cometidos por miembros de las tropas estadounidenses y personal de sus bases en Okinawa han sido una fuente constante de agravios para los residentes de la prefectura. Entre los casos que suscitaron gran indignación destacan la violación en 1995 de una niña de 12 años por parte de tres militares o la agresión sexual y asesinato de una mujer de 20 años en 2016 por parte de un extrabajador de una base estadounidense, que fue posteriormente sentenciado a cadena perpetua.