Tim Walz en el acto del partido en EEUU. | CAROLINE BREHMAN

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«Nunca subestimen a un profesor de escuela pública». Con esta frase, la fórmula vicepresidencial de Kamala Harris, el gobernador de Minnesota Tim Walz, hizo que el United Center de Chicago estallara en gritos. El apodado «entrenador Walz», por su pasado como maestro y entrenador de un equipo de fútbol de secundaria, animó a los asistentes al tercer día de la Convención Demócrata con un emotivo discurso en el que se presentó como un hombre sencillo que está conectado con las preocupaciones de la clase media.

Las propuestas políticas el expresidente Donald Trump, aseguró, «forman parte de una agenda que nadie pidió» porque «no le sirven a nadie excepto a los más ricos y a los de ideología más extrema». En una intervención en la que hizo referencia a su experiencia en la escuela pública y a la historia personal con su familia con la reproducción asistida, Walz se describió como «una persona real que puede conseguir una diferencia real».

Sus hijos estuvieron presentes en el público y las cámaras del estadio los enfocaron con lágrimas, en varias ocasiones, mientras escuchaban el discurso de su padre.

Su hijo Gus, que tiene problemas verbales y déficit de atención, se emocionó durante el discurso y comenzó a exclamar «¡ese es mi padre!».

A su vez, previo a que apareciera en el escenario, los integrantes del equipo de fútbol de la secundaria Mankato West, ya adultos, subieron a aplaudir a su «entrenador».

Walz fue elegido gobernador de Minesota, un estado que ha votado demócrata en las últimas elecciones generales, pero cuya población rural es mayoritariamente republicana y conservadora en 2019. En 2022, fue reelegido por otros cuatro años.

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Este miércoles, ante un estadio inundado por letreros con la inscripción «Coach Walz» o "entrenador Walz, aceptó formalmente la nominación como candidato para vicepresidente demócrata.

La intervención de Walz fue presidida por una serie de líderes de la vieja y la nueva guardia demócrata, incluyendo al expresidente Bill Clinton, la congresista Nancy Pelosi y el secretario de Transporte Pete Buttigieg.

Clinton, en uno de los discursos más cautivadores de la noche, bromeó sobre el hecho de que tanto él como Harris trabajaron durante su juventud en McDonald's, y agradeció al presidente, Joe Biden, por su «valentía» al decidir poner fin a su campaña electoral.

La noche contó a la vez con la presentación de varios artistas, entre ellos la leyenda del rhythm and blues Stevie Wonder, el cantante pop John Legend y la potesia Amanda Godman. También, la carismática presentadora Oprah Winfrey, una de las figuras de la cultura popular más importantes de Estados Unidos, hizo una aparición sorpresa en el escenario, donde recordó las luchas de la comunidad afroamericana en el país e instó a los votantes a elegir la «alegría» en los comicios de noviembre.

Antes del horario estelar, donde hablaron los pesos pesados del partido, la convención se centro en la gestión de la migración, uno de los temas que más polarización crea en EE.UU. y que los votantes colocan como una de sus prioridades de cara a noviembre.

Entre los oradores estuvieron los legisladores que ayudaron a negociar un polémico pacto migratorio en el Congreso con sus contrapartes republicanos, que buscaba imponer a nivel legislativo duras restricciones al sistema de asilo. El pacto no salió adelante debido a la oposición del expresidente Donald Trump, pero de ser elegida como presidenta, Harris ha prometido revivirlo.

La insistencia tanto por parte de la vicepresidenta como de los líderes demócratas en este proyecto de ley cimentó el endurecimiento de tono dentro del Partido Demócrata con respecto a la gestión de la migración. «Podemos ser una nación de inmigrantes orgullosos y una nación de leyes migratorias fuertes», sentenció el senador Chris Murphy durante su discurso, una idea de la que hicieron eco el también congresista Pete Aguilar y la asesora de la campaña y legisladora por El Paso, Verónica Escobar.