Simpatizantes del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se manifiestan este lunes en el exterior del tribunal del distrito de Tel Aviv. | Efe - Alejandro Ernesto

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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se subió este martes al estrado de un tribunal de Tel Aviv para testificar por primera vez desde que comenzó el juicio por corrupción hace más de cuatro años, tras ser acusado de por fraude, cohecho y abuso de confianza. Los cargos fueron presentados en noviembre de 2019 por la fiscalía por supuestamente haber recibido regalos a cambio de favores y por presiones para lograr una imagen positiva sobre su gestión en medios de comunicación.

Tras declararse «no culpable» en 2021 en un vehemente alegato a favor de su inocencia y presentándose como víctima de una persecución política, Netanyahu responderá a partir de hoy a las preguntas tanto de la defensa como de la fiscalía. Está previsto que testifique durante seis horas diarias, tres días por semana, hasta finales de mes; algo que Netanyahu consideró excesivo cuando es el primer ministro de un país con varios frentes de guerra abiertos. En el juicio, que comenzó en mayo de 2020 y por el que han pasado unos 140 testigos de los 300 que iban a ser llamados, se dirimen de forma combinada tres casos separados:

Caso 1000 por recibir regalos

Netanyahu está acusado de fraude y abuso de confianza por aceptar él y su esposa Sara casi 300.000 dólares en regalos, incluidos champán y puros, entre 2007 y 2016 del productor de Hollywood Arnon Milchan y del multimillonario australiano James Packer. A cambio, según los fiscales, el primer ministro intercedió a favor de Milchan, incluso presionando al Ministerio de Finanzas para que duplicara la duración de una exención fiscal para israelíes expatriados, después de que el productor regresara a Israel.

También acusan a Netanyahu de presionar a EE.UU. para que renovaran el visado a Milchan y de intervenir para facilitar un acuerdo de fusión entre dos televisiones, una de ellas propiedad parcial del productor. Ninguno de los dos está siendo juzgado, pero Milchan sí admitió en 2020 haber entregado regalos a los Netanyahu. Los delitos de fraude y abuso de confianza pueden acarrear penas de prisión de hasta tres años.

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Caso 2000 por una cobertura de medios favorable

Tiene que ver con un supuesto acuerdo de quid pro quo en 2014 con Arnon Mozes, editor de 'Yediot Aharonot', uno de los principales periódicos de Israel. Según la acusación formal, Netanyahu iba a recibir una cobertura favorable en ese medio. A cambio, se le acusa de aceptar considerar la promulgación de una legislación que limitaría la circulación de 'Israel Hayom', diario rival propiedad de Sheldon Adelson, un partidario de Netanyahu.

En este caso, el primer ministro no está acusado de cumplir esa promesa, pero sí de aceptar tal compromiso, por lo que se le imputan también los cargos de fraude y abuso de confianza. Mozes, también enjuiciado, ha negado haber cometido algún delito.

Caso 4000 por favores regulatorios a empresas de telecomunicaciones

Los fiscales afirman que, entre 2012 y 2017, el magnate Shaul Elovitch -antiguo dueño del portal de noticias israelí Walla y accionista mayoritario del grupo de telecomunicaciones Bezeq- concedió favores a los Netanyahu y permitió que moldearan según sus intereses la cobertura de ese medio, a cambio de favores regulatorios para Bezeq, que no limitaran fusiones o ganancias financieras. Además de fraude y abuso de confianza, en este caso está también acusado de cohecho, lo que puede conllevar penas de prisión de hasta 10 años. Los Elovitch, que han sido enjuiciados, niegan haber cometido algún delito.

¿Debe dimitir?

La policía también abrió en su día el Caso 3000 que se refería a supuestas irregularidades en la adquisición por parte del anterior gobierno de Netanyahu de submarinos de fabricación alemana, pero finalmente fue absuelto. Si es declarado culpable con condena firme, Netanyahu debería dimitir, pero mientras dure el juicio puede mantenerse en el poder, ya que la ley israelí indica que un ministro debe renunciar si es acusado, pero no se aplica al jefe de Gobierno.

Es poco probable que el juicio, incluidas las posibles apelaciones, termine antes de 2028-29. «Siento una profunda obligación de seguir liderando a Israel de una manera que garantice nuestro futuro», afirmó el primer ministro en 2018 cuando la policía publicó su investigación y presentó cargos contra él. El exministro Ehud Olmert sí dimitió en 2009 tras ser acusado de haber aceptado sobornos cuando era alcalde de Jerusalén, por lo que fue condenado después a seis años de cárcel en 2014. También el asesinado Isaac Rabin renunció a ese cargo en 1977 solo porque se descubrió que su esposa tenía una cuenta bancaria con unos pocos miles de dólares abierta en EE.UU., algo prohibido a cargos públicos israelíes. Netanyahu, que se ha declarado víctima de una «caza de brujas», no tiene intención de dimitir, e incluso logró volver al poder tras los comicios de 2022, tras un breve paso por la oposición de un año y medio, sin que sus causas por corrupción interfieran apenas en la campaña electoral.