Aunque todo hacia presagiar que se produciría el indulto parcial de
José Barrionuevo y Rafael Vera y otros ocho condenados por el
secuestro del ciudadano francés Segundo Marey, las reacciones
encontradas no han tardado en producirse. Mientras que desde el
PSOE se considera la medida insuficiente y se reclama el indulto
total, desde Izquierda Unida y otras organizaciones se piensa que
se ha dado un trato de favor a los condenados tanto en la
aplicación de la medida como en la celeridad con la que se ha
llevado la tramitación del caso e, incluso, se habla de un posible
pacto de PP y PSOE en el que la posible contrapartida estaría
fijada en el proceso de negociación con ETA.
Frente a todo esto, no podemos olvidar que los ex altos cargos
del Ministerio del Interior fueron condenados por unos hechos muy
graves, que el Tribunal Supremo consideró suficientemente probados
y de los que fue víctima inocente una persona que nada tenía que
ver ni con el terrorismo ni con la llamada guerra sucia.
Ahora bien, las medidas de gracia y las excarcelaciones cobran
una especial relevancia cuando se acerca la Navidad, un momento en
el que el estar con la familia forma parte de la tradición y la
costumbre más arraigadas. En este sentido puede entenderse la
rapidez del trámite y de la decisión del Ejecutivo. Si bien es
verdad que plantea la cuestión de si el resto de las solicitudes de
indulto se pueden aplicar en un tiempo récord, ya que si es así,
las demoras con otros condenados serían totalmente injustas.
Nadie puede desear que se prive a una persona de sus libertades
y, por ello, debe alegrarnos la medida de gracia. Pero no por ello
debemos olvidar que los hechos son los hechos y que el secuestro de
Segundo Marey fue una realidad.
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