El obispo de Mallorca, Teodoro Úbeda, presentó ayer en la reunión
de la asamblea sinodal el proyecto de reorganización de las
estructuras diocesanas, que supone una mayor participación, puesto
que se ha fundamentado en consejos, cuyo número se amplía bastante
respecto a los ya existentes.
La nueva organización tendría una base formada por un Consejo
Presbiteral, un Consejo de Laicos y un Consejo de Religiosos y
Religiosas, los cuales estarían conectados con un Consejo Pastoral
Diocesano, un Consejo Sinodal y un Consejo Episcopal, integrado
este último por el obispo, el vicario general, dos vicarios
episcopales territoriales "uno de Palma y otro de la Part Forana" y
un vicario episcopal de economía.
En un segundo plano, estarían las delegaciones, 18 en total
distribuidas por áreas, y los arciprestazgos "cuyo número pasaría
de 21 a 11 ó 9, todavía por determinar".
En otra línea, estarían las parroquias, cada una con un
sacerdote a su cargo, el párroco, y un Consejo Parroquial, en el
que participarían religiosos y religiosas y laicos. Estos
estamentos estarían al servicio de las parroquias, como plataforma
para servir a toda la sociedad, según indicó el secretario general
del Sínodo, Pere Joan Llabrés.
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