Las costumbres funerarias están cambiando en Mallorca como no lo ha
hecho en siglos. Una prueba es que, según afirman los responsables
de la EFM de Palma, los palmesanos apuestan cada vez más por la
incineración, en lugar de por el enterramiento tradicional.
Esta posibilidad es reciente en nuestra ciudad, pues el primer
horno crematorio se instaló en el cementerio municipal, Son
Tril.lo, en 1993. Ese año se realizaron en Palma 164 incineraciones
y la cifra ha ido subiendo hasta las 901 cremaciones efectuadas
cinco años después, en 1998, un 449% más. Así, en 1994 el número
casi se triplicó, con 485 servicios; en 1995 hubo 610, en 1996 se
relizaron 660 y en 1997 se llegó a 769.
Este incremento se debe tanto a la aceptación cada vez mayor del
sistema como al aumento de la oferta por parte de la EFM, que en
estos momentos cuenta con dos hornos en Son Tril.lo y otros dos en
el Tanatorio II de Marratxí.
La posibilidad de la EFM de ofrecer la incineración en Bon Sosec
se remonta a 1997, pero ese año tan sólo se realizaron en este
lugar 143 servicios, frente a los 768 que tuvieron lugar en el
cementerio de Palma. En cambio, el año pasado las cifras dieron la
vuelta y mientras en Son Tril.lo se efectuaron 133 incineraciones,
en el Tanatorio II se incineró a 768 personas fallecidas.
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