La carrera meteórica del mallorquín Carlos Moyá se ha visto
culminada en el torneo de Indian Wells (California), cuando su
victoria en las semifinales le ha catapultado al número uno de la
lista de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP),
convirtiéndose de este modo en el número uno del mundo, desbancando
al estadounidense Pete Sampras, todo un monstruo sagrado de este
deporte. En sólo cinco años, cuando cuenta en su haber con tan sólo
22 de edad, ha alcanzado la cumbre del tenis mundial.
Aunque la labor de defender ese trono es notablemente difícil,
su juventud hace presagiar que le quedan muchos más triunfos que
sumar a los de Roland Garros, Umag, Long Island, Buenos Aires y
Montecarlo. Todo ello, además de las múltiples y complicadas
finales en las que ha participado en este corto período de
tiempo.
Moyá ha conseguido lo que sólo obtuvieron quince profesionales
de todo el mundo desde que se estableciera la lista de la ATP y es
el primer español que alcanza este lugar de privilegio. Sin duda,
sus facultades y su enorme tenacidad han tenido mucho que ver en su
ascenso al número uno del ranking.
Tras la consecución de este triunfo histórico, el nombre de
Mallorca ha sido catapultado a todo el mundo. Moyá, uno de los
mejores deportistas mallorquines de todos los tiempos, es, sin
duda, nuestro mejor embajador. Es, por ello, lógico que los
mallorquines reaccionemos con orgullo ante la enorme hazaña
realizada por él, nunca antes lograda por ningún compatriota.
Con él hemos vivido muchas emociones, nos hemos entusiasmado con
su juego, hemos saboreado sus triunfos. Muchas son las cosas que
podemos agradecerle y, entre ellas, el sentirnos ahora, gracias a
sus victorias, en la cima del mundo.
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