«En Cuba nacemos pobres pero morimos como los ricos». Así de claro
se mostró ayer el viceministro de salud pública cubano, Julián
Gárate, a la hora de valorar las carencias que sufre su país y negó
que la entrada del capitalismo sería la solución a sus problemas.
«Con nuestro sistema socialista podemos ser más eficientes y
productivos para que el pueblo cubano tenga un nivel de vida
superior», afirmó.
Reconoció que Cuba es un país subdesarrollado «pero tenemos una
sanidad» que es equiparable a la de los países europeos. Al
respecto apuntó que «de hecho los cubanos nos morimos de lo mismo
que los europeos: enfermedades cardiovasculares y
cerebrovasculares, cáncer y accidentes de tráfico». Asimismo,
recordó que Cuba, con una tasa de muerte de niños de 7'1 por cada
1.000 nacimientos, se encuentra entre los 20 países del mundo con
menor mortalidad infantil y que las espectativas de vida se sitúan
en los 77 años. Cuba es el país con más médicos por habitante.
Julián Gárate se refirió a la crisis que originó la
desintegración de la antigua Unión Soviética que «ha tenido un
impacto importante en la sanidad» y se ha traducido en el deterioro
de la infraestructura y la falta de material «que vamos superando y
que no ha afectado a los indicadores de salud». Justamente con el
objetivo de hacer frente a este deterioro de la infraestructura y
la carencia de materia el Gobierno cubano se ha dirigido a la Cruz
Roja para que respalde ante el Govern un proyecto para los
hospitales materno infantil de la ciudad de La Habana.
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