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La parroquia de Santa Eulàlia y la Catedral de Palma, como cada año, celebraron ayer, Domingo de Pascua, la procesión del «Encontre». Dos actos, en el fondo iguales pero en escenarios diferentes.

En la Seu, en interior, frente al altar, con el templo repleto de fieles. En Santa Eulàlia, en la calle, frente a las escalinatas de la iglesia. Pero en ambos no faltan los tres saltos "o mejor, especie de saltos" del paso de la Virgen al encontrarse con el de Jesús, que simbolizan la alegría de la madre al reeencontrarse con el hijo que todos suponían muerto, pero que ella, posiblemente la única entre los mortales, sabía que, tras haber sido inmolado en la cruz, volvería a la vida.

Sin menoscabar al de la Seu, posiblemente el de Santa Eulàlia sea el «Encontre» de más solera. Al aire libre, al son de cornetas y tambores, en procesión, los penitentes muestran su rostro, que ha permanecdio cubierto durante la Semana Santa. Y al igual que el año pasado, Catalina Cirer, delegada de Gobierno, acompañó como abanderada la procesión, esta vez con su hija Micaela.