El alcalde de Bilbao, Josu Ortuondo, ha conseguido que los
bilbaínos recuperen el orgullo de ser de allí. La ciudad gris y
triste de hace diez años ha experimentado un cambio radical. El
Museo Guggenheim ha sido uno de los exponentes de ese cambio, pero
no el único. Ortuondo tiene claro que Bilbao era una fábrica de
hierro, pero ahora debe ser una fábrica de ideas.
En una entrevista que reproduce hoy integramente Ultima
Hora, el alcalde de Bilbao comenta, entre otras cosas, que
«hemos contado con la colaboración de la Diputación Foral de
Vizcaya, del Gobierno vasco y también hemos tenido buen
entendimiento con el Gobierno del Estado. Es importante que llegue
financiación de otras instancias, pero hemos conseguido
financiación porque hemos presentado buenos proyectos. Otro apunte:
a veces la imaginación y tener una idea clara también son
importantes. Bilbao era antes una fábrica de hierro y ahora
queremos que sea una fábrica de ideas».
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