A partir de ahora los extranjeros lo tendrán mucho más fácil para
obtener un permiso de trabajo o de residencia en Balears.
Ayer abrió sus puertas la Oficina de Extranjería de las Islas
Baleares, situada en el lateral izquierdo del edificio de Correos
de Palma, y está operativa a todos sus efectos. En ella se unifican
todos los servicios administrativos competentes en la materia que
antes eran dependientes de la Jefatura Superior de Policía, el
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, y la Delegación de
Gobierno.
El objetivo principal de la creación de estas dependencias,
explicó su responsable, Antònia Colom, es que todos los ciudadanos
"comunitarios y no comunitarios" obtengan su permiso de trabajo y
de residencia de forma más ágil, ya que en un mismo edificio se
tramitan todos los documentos necesarios.
En los cinco primeros meses de este año, el volumen de
tramitación es de 5.253 permisos de trabajo y residencia, superando
las solicitudes de 1998 que fueron 5.026. En este sentido, el jefe
del área en materia de permisos de trabajo, Rafael Gisbert, destaca
el incremento de peticiones de permisos en los dos últimos años
"incluso antes del Pla Mirall". «Baleares se ha convertido en un
foco de atracción de inmigrantes. Gran parte de los permisos que se
tramitan corresponden a extranjeros que vienen desde la Península y
ocupan puestos de trabajo, principalmente en construcción,
agricultura "los temporeros" y trabajo doméstico», matizó. La
bonanza económica que vive la comunidad balear en los últimos años
coincide con la antigua aspiración de la Delegación del Gobierno de
crear un organismo único, que atienda a los ciudadanos extranjeros
residentes en las Islas y a aquellos que desean fijar su residencia
aquí.
La nueva oficina ocupa tres plantas. En ella se han incorporado
un total de 30 funcionarios, todos ellos provenientes de
departamentos en los que gestionaban, hasta ahora, estos
trámites.
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