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Pedro Ruiz e Inma del Moral siguen en Mallorca. A bordo de su barco, no han parado desde el pasado sábado, a las 7 de la mañana, que fue cuando salieron del puerto. Como por una parte tienen todo el tiempo del mundo a su disposición y por otra no les persigue "o al menos es lo que piensan ellos" nadie, pues hacen lo que les viene en gana, pero sobre todo bañarse y tomar el sol.

Ayer por la tarde hablamos con Pedro. «Todo va bien "nos dijo", todo va de acuerdo a como habíamos pensado. Estamos dando vueltas si un destino concreto. Nos paramos donde nos gusta y reanudamos a la hora que nos place. Sin prisas, ni horarios. A mí, desde luego, me está viniendo muy bien, pues llegué a Palma con la pilas un poco bajas».

A mí me hubiera gustado hablar con los dos, a pie de barco, o en el barco, como hice el año pasado cuando llegó él en plan de mar solitario. Pero Pedro, velando por la privaticidad de Inma, ha preferido hacerlo vía teléfono. «Cuando llegue a Palma "me dijo hace dos semanas", te prometo que te llamaré». Y así lo hizo. Llegó el viernes y me llamó, aunque por cuestiones de compromisos "por mi parte" no pudimos vernos. Luego nos perdió de vista... O trató de perdernos de vista, pues buscando, buscando, dimos con él, ayer, desde unas peñas de la zona de poniente. Mallorca es más pequeña de lo que los que no viven en ella imaginan. Y... bueno, pues que los vimos muy felices. O al menos esa fue la impresión que nos dieron, visto a tiro de 600. Ellos quedaron con la luz de cara, lo cual no les permitía ver muy bien lo que tenían delante. Estaban en cubierta, en bañador, ella en biquini, preciosa, espectacular. Él, como siempre, en buena forma. En todo, eh. Se bañaron, se ducharon, se volvieron a bañar... Mallorca a finales de julio está bien, y más si buscas rincones no muy frecuentados por barcos, que Pedro, como hace tantos años que navega por aquí, se conoce al dedillo. ¡Ah! y si algún día viene a Mallorca a presentar la película, que no ponga tanto mar entre nosotros y ella como esta vez.