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Vengo buscando sexo y alcohol», dice con contundencia Jan Munkel nada más aterrizar su vuelo procedente de Hannover. Tiene 22 años y representa a una gran parte del turismo que visita año tras año las Islas.

Cada verano, por el mes de julio, Mallorca sufre una metamorfosis y se transforma en un lugar de descanso y de fiesta para los miles de turistas, alemanes e ingleses fundamentalmente, que «invaden» la Isla en busca del sol, la playa, la cerveza y la fiesta.

La familia Halford vive en Inglaterra y ha escogido este año como lugar de veraneo Cala d'Or. El año pasado estuvieron en el Arenal y no les gustó mucho el ambiente: «Todas las noches había mucho ruido y gente borracha por las calles. Al principio estaba bien pero cuando llevas una semana quieres descansar. Este año hemos elegido Cala d'Or porque nos han dicho que es más tranquilo», comenta Sarah, la madre de la familia. «Venimos buscando la playa y el buen tiempo. Vamos a estar quince días en un hotel», continúa Carol, la hija mayor.

Todos los que han venido una vez a la Isla suelen repetir y además incitan a sus amigos o conocidos para que la visiten: «Es el primer año que vengo porque mis amigos están aquí desde junio y me dijeron que me pasara. Voy a estar dos semanas en Can Pastilla en un hotel».

«La verdad es que lo que quiero es ponerme moreno y me han dicho que la ciudad es muy bonita», dice Kai Blome, de 23 años. «Sé que la gente piensa que sólo venimos a beber y puede que sea verdad porque aquí el alcohol está más barato pero lo cierto es que a mí me interesaría ver un poco la ciudad. La catedral tiene que ser interesante» añade este atípico turista alemán.