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La ancestral batalla que enfrenta a moros y cristianos se representó un año más en Pollença con la participación de todos los pollencins, quienes esperan durante todo el año que llegue este día: su fiesta. La batalla dio inicio a las siete de la tarde en la Plaça de l'Almoina cuando el cristiano Joan Mas alertó a la población del ataque de los infieles. La interpretación de Joan Mas fue calurosamente aplaudida. Con el estruendo de los cañones de Sant Jordi se inició la sangrienta pelea, en la que no hubo sangre, sólo interpretación.

La lucha se desarrolló por las estrechas calles del pueblo, entre las cuales se encontraban perdidos muchísimos curiosos, entre ellos había bastantes extranjeros que parecían no dar crédito a lo que veían. Palos y espadas de madera, combinados con el 'mesclat', hicieron que la historia dejase de formar parte del pasado y estuviera presente durante las dos horas que duró la batalla.

Finalmente, los resultados fueron los de siempre. El valiente Joan Mas consiguió que el temible corsario Dragut y sus compinches no saquearan el pueblo de Pollença.

La lucha finalizó en el campo de fútbol. El singular combate concluyó con la derrota de los infieles y el agradecimiento de los cristianos, que entonaron, en el interior del templo parroquial, el Tedéum, en agradecimiento de la Mare de Déu dels Àngels, patrona de Pollença. l A. Vicens