José Manuel Hernández «Zamorano», subalterno de la cuadrilla de
Javier Conde, no se esperaba la fuerte cogida que sufrió el pasado
domingo en Inca.
Relajado y con ganas de hablar, explicó: «fue cuando lidiaba en el
tercio de banderillas al que cerró plaza. Me había avisado por
ambos pitones. Intenté echarlo hacia afuera y en el último capotazo
se me venció y no pude rectificar».
El joven salmantino sufrió una cornada de 18 centímetros en el
muslo izquierdo. «Llegué a perder casi tres litros de sangre
"indicó Zamorano" aunque en ningún momento perdí el conocimiento.
Estuve pendiente de todo hasta llegar a Palma. El equipo médico
desplazado a Inca me hizo una cura de primera urgencia. Me
practicaron una transfusión, me pinzaron la vena femoral y me
taponaron la herida».
Mientras estábamos con el torero le llamó por teléfono Javier
Conde. El herido le contó que le habían retirado los drenajes y que
probablemente el viernes sería dado de alta. «Zamorano» intentó ser
novillero, pero por difíciles vicisitudes pasó a ser subalterno
para estar en lo que más le gusta, el mundo del toro. «Ha sido mi
primera cogida, pero voy a superar los momentos malos. Estoy loco
por ponerme delante del toro porque significa que física y
psicológicamente estoy curado».
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