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Desde hace tres veranos la Cruz Roja viene proponiendo unas colonias urbanas en las que niños de cuatro a catorce años, divididos en grupos según sus edades, pueden divertirse y realizar distintas actividades.

La escuela de prácticas, más conocida como la Escuela Aneja, es el escenario habitual de una de estas colonias y en la primera quincena de julio fueron 61 niños los que participaron en ella. «Lo que pretendemos es ocupar el tiempo libre de los chavales y dar una alternativa a los padres que trabajan», señala Vanesa Colomer, una de las monitoras de esta escuela.

Los niños llegan a partir de las nueve de la mañana y regresan para comer a sus casas a la una; vuelven a las cuatro y media y se quedan allí hasta las seis y media de la tarde.

Durante todo ese tiempo los monitores, que rondan entre los 18 y los 24 años, y los voluntarios realizan diversos juegos y talleres para que los niños no se aburran: Talleres de máscaras, deportes, excursiones a la playa y dedican un rato a hacer los deberes. «Me lo estoy pasando muy bien y me gusta cuando jugamos al fútbol. No me gusta hacer los deberes, prefiero pringarme las manos con escayola o barro», dice Esteban, que tiene 10 años.

El precio de estas colonias es de 8.500 pesetas por quincena y, si se quiere, se puede solicitar servicio de comedor o de guardería.

Estas colonias urbanas van a estar en funcionamiento durante todo el verano y muchos serán los niños que repetirán experiencia. Los padres se sienten a gusto con el trato que reciben sus hijos y los pequeños con la cantidad de amigos que hacen y por lo bien que se lo pasan.