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El embajador de España en Teherán, el mallorquín Gabriel Busquets, respiraba ayer tranquilo en la capital iraní al finalizar felizmente el secuestro de los tres españoles. La noticia le pilló de vacaciones en Mallorca en pleno mes de agosto y tuvo que suspenderlas, no sin antes comer un par de días antes con el presidente del Govern, Francesc Antich.

Busquets habló con Ultima Hora de cómo ha vivido el secuestro: «Me pilló de sorpresa en Mallorca y desde el primer momento supe que iba para largo. De inmediato me puse en contacto con la Embajada y con mi colega italiano y al final opté por volver a Teherán. He vivido muy de cerca todo lo sucedido con las familias de los secuestrados y las autoridades iraníes. El Gobierno iraní ha actuado con una sensibilidad exquisita, ya que era consciente de la repercusión internacional, por lo que para ellos ha sido un auténtico calvario. La actuación conjunta de diversos cuerpos de seguridad ha sido efectiva y de ello tenemos todos que congratularnos».

El embajador español en Irán opina que se trata de «un país complejo e inmenso, su superficie es cuatro veces España, que está pasando por una situación también muy compleja y que se encuentra en el punto geográfico más sensible del planeta. Es el país que más vecinos del mundo tiene y no es un entorno muy pacífico que digamos, ya que tiene a varias ex repúblicas soviéticas, Afganistán, Irak y Pakistan, entre otros, bordeando su frontera. Si a esto unimos que la ruta entre Pakistan y Afganistán se caracteriza por un intenso tráfico de drogas, el resultado es el predecible si Irán está embarcado en una lucha para erradicar este flujo. La reacción contraria no se ha hecho esperar y la estrategia adoptada ha sido la de secuestrar a turistas extranjeros, sean de la nacionalidad que sean, para posibilitar el intercambio con personas detenidas en prisiones de Irán».