Un informe elaborado por el gabinete de estudios Sociológicos de Sa
Nostra y presentado ayer por el director de la Obra Social i
Cultural de la entidad, Miquel Alenyà revela la existencia de un
«importante déficit cultural respecto a la relación de las personas
adultas con la educación de los menores».
El estudio, en el que se describen siete realidades sociales de
Balears en 1998, presentado en su totalidad hace unas semanas, se
resalta la necesidad de que la sociedad asuma que la protección y
la educación de los menores «es obligación de todos» y no sólo de
la escuela.
Entre los déficits inmateriales que recoge el informe, resalta
la escasa valoración social de los profesionales de la educación y
la insuficiencia de sus retribuciones, mientras que de las
carencias materiales destaca los escasos recursos económicos y
personales que se destinan a las necesidades asistenciales de los
menores.
En este sentido, Alenyà se refirió a las 50 entidades privadas y
sin afán de lucro que trabajan en este campo, a las que definió
como «factor importantísimo de enriquecimiento social y elemento
potenciador de los recursos colectivos disponibles en el ámbito de
las necesidades asistenciales de los menores». Por otra parte, Sa
Nostra firmó ayer once convenios de infancia y adolescencia
pertenecientes a la IV convocatoria de Ayudas para Proyectos
Solidarios.
Los programas beneficiados corresponden a «Pisos reinserción
Jorbalán» de las religiosas Adoratrices; «Angelets, infancia
afectada VIH-sida» de la asociación Alas; «Transport» de la
Asociación Padre Montalvo para niños sin hogar, «Programa Infancia
i Familia, Pa i Mel 99»; «Maiasaura» de Adiseb; «Escola viva Can
Picafort» y «Plataforma», de la Fundació Jovent.
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