Recién terminada la guerra de los Balcanes, viajamos a Sarajevo con Nadira y su hija, Azra, dos bosnias musulmanas que habían llegado a Sóller a poco de iniciarse el conflicto, como refugiadas. El motivo del viaje fue doble. Por parte de ellas, ver cómo podían rehacer su vida en la ciudad que las vio nacer, a la sazón semiderruida a causa del feroz acoso serbio. Por parte de quien suscribe, ver cómo era el regreso de unos refugiados a su país y de qué modo los recibían sus familiares. Realmente, la experiencia periodística se saldó más favorablemente que la de la madre y la hija, pues mientras de aquel regreso escribimos páginas y más páginas, ellas tuvieron que volverse a Mallorca, ya que las perspectivas que les ofrecía Sarajevo eran más bien pocas. Pasó el tiempo y perdimos la pista de Nadira y Azra, hasta que un buen día volvimos a tener noticias de ellas. «Están viviendo en Sarajevo "nos dijo nuestra compañera Mari Vázquez, delegada de la Cruz Roja en Sóller" y no lo están pasando nada bien».
De nuevo, ida y vuelta a Sarajevo
Nadira y su hija, Azra, tras intentar instalarse en casa por segunda vez, han regresado a Sóller
19/10/99 0:00
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