Los Dragán nos reciben en Villa Dragán, la preciosa casa de El Terreno que el arquitecto Forteza construyó a finales de la década de los 20 y que por entonces se llamó Can Ballester, y que Constantín, a poco de llegar a Palma, descubrió, quedándose prendado de ella una tarde en la que paseaba con su madre. El doctor Dragán recuerda que la operación de compra se hizo con rapidez, pues los propietarios tenían ganas de venderla.
Hace años leí en un diario que Dragán había llegado a Mallorca en yate, en busca de sol y descanso, y también del director de Butano SA, Benito Cid de la Llave, a quien quería agradecer el haberle firmado en 1960 un contrato para distribuir butano en pequeñas botellas, más al alcance de las clases humildes. Dragán había estado antes en Menorca, desde donde pasó a Mallorca por es Colomeret y Dragonera, extasiándose ante la bahía de Palma. Aquel primer encuentro fue como un flechazo, como un enamoramiento apasionado, al que sigue siendo fiel 49 años después. Dragán asiente y sonríe.
Se casaron civilmente el 16 de noviembre de 1995, en Madrid, y diez días después, por el rito ortodoxo, en Constantinopla. Y casi cuatro años más tarde, le ha dado un hijo, sin duda la gran obra de Constantín Dragán, la mejor de las muchas que ha hecho a lo largo de su prolija vida. Porque el doctor Constantín Dragán, nacido en 1917 en Lugoj, Rumanía, además de un adelantado de su tiempo, ha sido el promotor de numerosas sociedades que han discurrido por el mundo de la cultura y han contribuido al progreso. Así, si la Fundación Dragán, y lo mucho que representa, es conocida en medio mundo (tiene sedes en Roma, Milán, París, Palma, Madrid, Atenas, Venecia, Bucarest, Lugoj, Montreal y Boston), amas de casa de ese medio mundo deben de estar agradecidas a su fundador por haberles llevado el gas a sus domicilios a través de diversas empresas, que en parte recuerdan nombres relacionados con su país y su apellido, como Butangas, Dacia, Dragochimica, Dragomare, Banca Gallia, Dragon Gas, Dragon Gas Service de Johanesbourgo. Igualmente, como economista, el doctor Dragán ha contribuido al progreso a través de la edición de diversos estudios y publicaciones, tales como Bulletin Europeén, Eastern Europe's Tribune, Europeast Bulletin (un tratado sobre temas de divulgación de unidad europea), Azione Ecuménica Europea y Pro Azione Cattolica Romena, editado en italiano, inglés y rumano, destinado a promover actividades en favor de la unión de las iglesias cristianas, todo esto entre 1950 y 1968, cuando la Unión Europea, como quien dice, estaba prácticamente en pañales, pues, salvo para unos pocos, el concepto de Europa que tenemos hoy no existía, al igual que el sentido ecuménico.
Dragan es también autor de libros de historia, como La verdadera historia de Rumanía, Historia de Hungría y El país de Drácula,aunque él, más que autor, se define como contador, «pues yo cuento y otros escriben».
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