Tan sólo le queda construir el tramo que une la carretera general hasta la gasolinera situada en el barrio de Cristo Rey de Inca. Ese tramo le costará cerca de un año de trabajo, que se sumará a los doce que lleva trabajando en la construcción de una maqueta de 60 metros cuadrados en la que se refleja en miniatura este barrio inquense.
Ripoll se muestra satisfecho con el trabajo realizado y mira su «obra de arte» con la satisfacción de un trabajo bien hecho. Solo y sin ayuda municipal, Pedro Ripoll ha conseguido levantar una maqueta a la que ha dedicado más de seis mil horas y en la que invierte cada año alrededor de cien mil pesetas.
La maqueta ocupa el espacio de una sala y todos los detalles han sido cuidados al máximo. Dos mil farolas y más de veinte mil piezas integran una maqueta espectacular construida con plástico, madera y formica (utilizada para las persianas).
Guarderías, escuela, papeleras, un tren, luces de neón y zonas deportivas forman parte de esta barriada en miniatura respecto a la que «el Ajuntament d'Inca se ha mantenido al margen. El Ajuntament no me ha ayudado en nada. Quedaron en que me ayudarían a terminarla y no ha sido así», afirma Ripoll.
La maqueta, una vez terminada, servirá para que muchas personas puedan conocer uno de los barrios más populares de Inca. Las calles y las viviendas están iluminadas, desde los patios hasta las entradas. Y todo lo controla desde un panel de mandos, donde consta cada una de las instalaciones eléctricas.
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